Cómo me gustan las listas, madre mía de mi vida. La de hoy podría ser la lista de mis libros favoritos de 2016, pero eso ya lo podéis saber si veis mis reviews en GoodReads. De hecho, los libros que aparecen en esta lista han estado entre mis favoritos, sí, por supuesto, pero han sido... algo más. Libros que me han marcado de alguna manera. Libros de los que, pasados días, semanas o meses, aún recuerdo cada detalle de la trama y hasta frases textuales. Libros que me muero por olvidar un poco para volver a releerlos habiendo cogido distancia. He elegido solo siete. Son estos:
Creo que todas las escritoras que conozco tienen sus personajes favoritos, de entre todos los que han escrito en algún momento de su vida. Yo también, claro. Suelo enamorarme un poco de cada uno de ellos durante ese proceso loco en que me cuelo en sus vidas y dejo que ellos se cuelen en la mía. Pero solo algunos te tocan la fibra hasta el infinito. Hacen que todo lo que tenías pensado para ellos vuele por los aires y cogen las riendas de su propia historia... y de la tuya. ¿Que quién me ha hecho esto a mí? Pues... Matthew Reed. Ahora os lo cuento.
No, no he vuelto a las andadas como youtuber. Esa época, si no me vuelvo loca de nuevo, ha quedado sabiamente enterrada. Pero, si os movéis por el mundo YouTube, sabréis que hay un tag muy famoso titulado «50 cosas sobre mí». Y como me niego a volver a grabarme en vídeo, pero el tag en sí me gusta un montón... he decidido hacerlo por escrito. Y no solo sobre mí, claro, también sobre mis novelas. ¿Os animáis a conocerme mejor?
Este lunes no hubo entrada de reseñas. Seguro que os pensabais que me había ido de puente, eh. Pues nada que ver. De hecho, por el momento, no va a haberlas en una buena temporada. Tocan cambios en el blog. Sí, otra vez. Si en algo he sido especialista toda mi vida es en cambiar. He cambiado de trabajo, vocación y de millones de cosas más un montón de veces. ¿Por qué? La explicación corta es que soy un culo inquieto. La larga... supongo que implica una mezcla de tener inquietudes variadas, de no soportar hacer algo que no me gusta y de una eterna búsqueda de mi lugar en el mundo. Pero no he venido aquí a contaros mi vida (al menos hoy), sino a explicaros por qué no habrá más reseñas por aquí, entre otras cosas.
¡Yuhu! Lo habéis adivinado. Hoy me toca entrada desvarío. Y es que una está muy contenta consigo misma y todas esas cosas tan flower power y demás, pero, de vez en cuando, escucho a gente de mi entorno pronunciar una frase y lo único que se me viene a la cabeza es «¿por qué no podré yo ser así, al menos una vez en esta vida?». Las he recopilado para hacer esta entrada, que es una forma mucho mejor de sobrellevarlo que lanzar miradas de odio homicida a quienes las pronuncian.
Confesión seria: esta semana he leído poquísimo. En realidad, he leído muchísimo, pero casi todo mío (fases de corrección, matadme). Así que recupero un par de novelas que leí este verano y que se quedaron sin reseñar y una que he leído esta semana y que ha sido... mñeeeee. Vamos allá con ellas:
Hoy toca una entrevista muy especial. Primero, porque es la última del año. En diciembre, dedicaré la última entrada del año a despedirme del 2016 y esas cosas tan originales que seguro que no se le han ocurrido a nadie que tenga un blog. En fin... Pero también es especial porque Saray es, además de una escritora top, una buena amiga. Y una mártir de la causa de la novela romántica, que lleva como un mes entregada a ayudarme a desatascar una novela que, si no me cuesta la vida antes, verá la luz algún día. Vamos a conocerla un poco mejor.
Aquí estamos, un lunes más, en el que os traigo mis lecturas de la semana pasada. La verdad es que ha sido una semana un poco rara, literariamente hablando. Por un lado, se ha publicado Cara a cara, la segunda parte de la saga Elena, de mi buena amiga Carlota Laupani. Os lo he puesto entre las lecturas de la semana, pero... ya hace unas cuantas semanas que yo lo leí (cómo me gusta hacer trampa, ¿verdad?). Las otras tres novelas sí las he leído ahora. Y... tengo bastante que comentar. Vamos con ello.
Hoy os traigo una supernoticia que, a saber cómo, había conseguido mantener en secreto hasta ahora. Como ya os comenté en una entrada hace algunas semanas, hoy comienza el Curso de Autopublicación en Amazon que voy a impartir en la plataforma MOLPE. Todavía estáis a tiempo de apuntaros, que los vídeos no se van a mover de ahí. Pero, si preferís el texto a los vídeos, os interesa seguir leyendo, que mi nuevo libro va de eso.
Como podéis ver, hoy no hablo de mis lecturas de la semana pasada. He reservado tres novelas que he leído en las últimas semanas porque, de las tres, sentí que se merecían un post conjunto. Un post con un tema apasionante: el estado de la comedia romántica en España. Y, si tomamos estas tres novelas como ejemplo... qué bien que está la comedia romántica por aquí, madre mía. He oído muchas veces que Rebeca Rus es la reina de la comedia romántica en España, y no puedo estar más de acuerdo. Alice Kellen, de quien ya os he hablado más veces, podría fácilmente ser la heredera del título. Y Ruth Ibáñez es una autora novel que se ha presentado con una comedia con la que reírse a carcajadas, así que presenta candidatura firme para estar en el top absoluto del género. Vamos allá, que os lo cuento todo:
Vaya por delante que esta entrada no va a gustar a mucha gente. Vaya por delante que soy consciente de ello. Y, ya puestos, vaya por delante que me da un poquito igual. También vaya por delante que no tengo nada contra Mr Wonderful; de hecho, cuando me posee el alma cuqui, me compro cienes y cienes de bolis, carpetas y cuadernos de esos de «eres la pera», «tengo el guapo subido» y demás. Y me pirran. Pero hace poco escuché un palabro inventado que me encantó: mrwonderfulización. Ni siquiera recuerdo en qué contexto, pero sí sé a qué se refería: resumiéndolo mucho, sería a algo así como a pasarse de optimismo. Y en esto de la literatura, y más en concreto en la novela romántica, creo que nos hemos pasado un poco de optimistas. Bueno, en realidad nos hemos pasado de la hostia.
Esta semana no he leído mucho, pero he leído muy bien. Tres novelas, las tres de autoras españolas y las tres de romántica contemporánea. A decir verdad, una de ellas ya la había leído cuando aún era un borrador y, como siempre me ocurre con las novelas que tuve la oportunidad de catar antes de tiempo, me ha hecho una ilusión increíble que haya salido al mercado. Vamos allá con ellas:
Os voy a contar un secretito: odio los manuales de escritura. Con toda mi alma. La mayoría de los que han caído en mis manos o bien son terriblemente aburridos, o bien me explican cosas que sé desde 2º de carrera, más o menos. Pero siempre hay excepciones. De una de ellas hablé en su momento en mis redes sociales. Se trata de 70 trucos para sacarle brillo a tu novela, de Gabriella Campbell, que tiene el enorme mérito de ser un manual de corrección ameno. En serio. 'Corrección' y 'ameno' son dos términos que nunca antes se habían conjugado en la misma frase. No es que os lo recomiende, es que os lo SUPERHIPERULTRArecomiendo.
Desde hace mucho tiempo, algunas escritoras amigas mías me han repetido la frase «tienes que leer Mientras escribo, de Stephen King». Yo tuve mi época de leer a Stephen King, yo creo que como casi todos en la adolescencia, pero no sé por qué no acababa de convencerme lo de leer su libro sobre escritura. Y es que no sabía que... en realidad no es un libro sobre escritura, es mucho, muchísimo más.
Hoy, a mis reseñas de lunes, os traigo una cosa maravillosa, otra pichí-pichá y otra francamente decepcionante. Os lo explico ahora mismito. Y sí, si os lo estáis preguntando, no son todas lecturas de esta semana. He tenido una semana loca, tirando a desquiciante, y, además, como podréis comprobar el jueves (cuando os hable de ello), he dedicado más tiempo del mentalmente saludable a leer Mientras escribo de Stephen King. Algunas de estas cosas las leí durante el verano y se me habían quedado sin reseñar, pero otras vienen calentitas. ¿Vamos con ellas?
Hace tiempo, cuando hice balance del primer año tras la publicación de mi primera novela, dije que lo mejor que me había pasado desde que me metí en este mundo loco de escribir novelas era la gente a la que he conocido. Hace ya un año, aproximadamente, Carlota, la responsable del blog Mi miscelánea de libros, se puso en contacto conmigo para reseñar mis novelas y para entrevistarme. De ahí fueron surgiendo conversaciones y más conversaciones; primero sobre libros, luego sobre más libros, luego sobre la vida y mucho sobre hombres musos, para qué engañarnos. Pronto me enteré de que ella también estaba escribiendo una novela y, entre unas cosas y otras, acabé encargándome del coaching de esa novela. Nos hemos leído borradores mutuamente y, sin su apoyo diario, dudo mucho que Sangre y tinta existiera hoy, al menos como la conocemos. Por eso, entrevistar a Carlota hoy en mi blog es mucho más que una entrevista. Es una conversación con una amiga y mi forma de que la conozcáis porque, si este post os anima a leer Codo con codo, creo que me lo agradeceréis... mucho. Pero no acaban ahí las sorpresas de hoy, porque la señorita Laupani ha decidido vengarse de mis preguntas... obligándome a responderlas en su blog. Aquí las tenéis, recién salidas del horno.
¿Recordáis cuando os dije que, durante una temporada, os iba a hablar todos los lunes de las novelas que había leído la semana anterior? Pues... mentía. Bueno, no. En aquel momento estaba convencida de que lo iba a hacer así, muy disciplinadamente, como si yo hubiera sido disciplinada con algo alguna vez en mi vida. El caso es que luego hay semanas como esta pasada, en la cual tuve tanto, tantísimo trabajo que mis lecturas se limitaron a cosas de trabajo, una novela que me ha traído una pésima/maravillosa noticia (ahora os lo cuento), otra novela que me ha gustado tantísimo que le va a tocar tener su propia entrada la semana que viene y a... leer Sangre y tinta. Porque sí, estoy zumbada y me he autoleído esta semana. Así soy yo.
Pero no temáis, que hay reseñas. Tenía unas cuantas novelas pendientes del verano que no había llegado a reseñar en los vídeos de BookTube, así que... allá van. ¿Preparadas para que os recomiende unas cuantas cosas estupendas?
Hace ya algún tiempo que no doy consejos para autores autopublicados. Los tenéis todos aquí recopilados, por si en algún momento os apetece lanzaros a esta aventura maravillosa de escribir y a la locura esquizofrénica de autopublicar. Pero os voy a hacer una confesión: siempre me dio la sensación de que me quedaba corta en los consejos. Había ciento cincuenta mil cosas que me apetecía añadir, pero los posts se hacían eternos, me quitaban mucho tiempo y no acababa de convencerme el resultado. No sé si os habéis dado cuenta, pero tengo cierta tendencia a enrollarme... El caso es que, cuando me di cuenta de ello, decidí dejar esos posts un poco abandonados y pasarme a un sistema de coaching personalizado, para ayudar a cada autor en las necesidades más específicas que tenga. Pero seguía faltándome algo. ¿El qué? Seguid leyendo y lo sabréis.
Como ya os habréis enterado si me seguís en Instagram, esta última semana he estado de viaje por Europa del Este, así que me llevé el Kindle cargadito de libros para leer en esos interminables trayectos en avión, tren y autobús. Al final, por mucho que me lo propuse, no leí demasiado, más que nada porque fui incapaz de salir del bucle de una saga de new adult que me ha enganchado de mala manera. Así que, para no aburriros solo con ella y añadir alguna lectura en castellano, voy a recuperar dos novelas que leí este verano y que se quedaron sin reseñar en ese limbo entre mis vídeos de BookTube y estas reseñas. ¿Vamos con ello?
Voy a empezar diciendo que siempre me he considerado una tía valiente. Lo que algunos darían en llamar temeraria, incluso. No solo no me dan miedo el noventa por ciento de las cosas que a muchas de mis amigas sí se lo dan, sino que ni siquiera entiendo esos miedos. Lo único que me da un miedo atroz son las pelis de terror y las ratas, porque soy tan retrasada mental que le tengo más miedo a la ficción que a la realidad y a algunos animales que a algunos humanos. Supongo que el origen de todo (de lo de no tener miedo, no de lo de las pelis y las ratas) está en una adolescencia rebelde, en la que me negaba a aceptar un exceso de protección y, ya no digamos, la más mínima diferencia con mis amigos chicos. Eran los tiempos en que creíamos que el feminismo consistía en conseguir la igualdad absoluta teniendo que dejarnos nosotras los huevos para ello sin ayuda alguna, y en que del concepto de discriminación positiva solo nos quedábamos con la primera palabra. El caso es que, en aquellos tiempos ya muy lejanos (¿cómo puede hacer veinte años que era adolescente, madre del amor hermoso?), me acostumbré a hacer cosas de esas que estremecen a las madres (a la mía no demasiado, que ella también es bastante temeraria): volver a casa sola de madrugada, no avisar a nadie de si llegaba bien o mal y alguna que otra que no mencionaré por preservar mi ya mermada reputación.
Hoy estoy haciendo trampas. Si estáis un poco atentas a mis redes sociales, sabréis que en estos momentos estoy de viaje por Europa del Este, haciendo un poquito de turismo, así que he dejado la entrada programada con algunas recomendaciones de novelas que se quedaron en el limbo entre lo que reseñé en los últimos vídeos de BookTube y estas semanas en que he empezado a reseñar por escrito. Así que vamos allá con ellas:
Os prometo que ya dejo el tema. Llevo como año y medio con el blog, repitiendo de vez en cuando que algún día hablaría sobre piratería, así que tenía mucho acumulado. Ya habéis conocido mi opinión y las soluciones que conozco para ser lector sin piratear (por cierto, muchísimas gracias a todos los que habéis aportado vuestros trucos personales en los comentarios de esta última entrada). Ahora me queda explicarlo desde el otro lado, el del escritor. Porque conozco a muchos escritores que están estamos verdaderamente desesperados con esto de la piratería.
Antes de nada, tengo que agradeceros muchíiiisimo la maravillosa acogida que le habéis dado a la nueva forma escrita de mis reseñas. No sé si os caía muy mal en los vídeos de BookTube o que leéis este blog en el trabajo y los vídeos no os venían bien, pero el caso es que la entrada de la semana pasada ha tenido más éxito que nunca. Así que vamos a seguir con recomendaciones, reseñas y todas esas cosas por aquí un lunes más. Estas son mis lecturas de la semana pasada:
Ya sabéis lo que toca el último jueves de cada mes, ¿no? ¡Entrevista! Este mes he tenido la suerte de hablar con una de mis autoras favoritas, una de esas de las que me leería hasta la lista de la compra, como os conté hace unas semanas. Descubrí a Alice Kellen no hace demasiado tiempo, gracias a su novela Llévame a cualquier lugar, y poco a poco fui enganchándome hasta el punto en el que estoy ahora: que cada novela suya me gusta más que la anterior. Así que... vamos a ver qué tiene que contarnos.
Como ya os comenté la semana pasada, en la entrada en la que os presentaba el booktrailer de Sangre y tinta, hoy comienza una nueva etapa en este blog. Se acabaron (al menos durante un tiempo) los booktubes con reseñas de novelas románticas y pasamos a este otro formato, el escrito, en el que me siento mucho más cómoda y que, al ahorrarme todo el trabajo de grabar, editar y demás, me permite ser más dinámica con las reseñas. Es decir, hablar de las novelas en cuanto las he leído, no unas cuantas semanas más tarde.
Hoy escribo un poco en la nube. En la nube esa tonta a la que me subo en los días de publicación de libros. Me ha costado un mundo seguir hablando de piratería, sabiendo que, desde hace 9 horas, algunos de vosotros estáis ya leyendo Sangre y tinta, pero... tenía que hacerlo. Tenía que seguir con el tema por dos motivos: el primero, por la espectacular acogida que le disteis la semana pasada al post con mi opinión sobre la piratería, que ha salido disparado directamente al número 2 de posts más leídos de la historia de este blog (lo siento, los protagonistas tatuados siguen siendo los reyes de las visitas). El segundo motivo por el que quería seguir con el tema es que cuanto más difundamos los medios legales para leer, más posibilidades tendremos de acabar con la piratería y, por lo tanto, salvarnos de la quema.
No hay nada que me haga más ilusión que presentar el booktrailer de mis novelas. Mirad que me gusta escribir y transmitir cosas a través de las palabras, pero ver, aunque solo sea durante un minutito, a mis personajes ahí, en forma de imagen... es que me muero de ilusión. Ya hice booktrailers antes con Pecado, penitencia y expiación, con Mark y Alice: el futuro perfecto y con Hermanos Sullivan: pasado, presente y futuro. Y, ahora, llega el booktrailer de mi última novela, de Sangre y tinta, esa historia de romántica new adult y tatuajes en la que me he dejado la vida estos últimos meses. Ahí os lo dejo:
Lo decía hace algunas semanas. En algún momento, me sentiría con ánimos para escribir sobre piratería, aun a riesgo de ofender a alguna gente, que de todo hay en la viña del Señor (y, en internet, ni te cuento). El pistoletazo de salida a este post fue un debate que se armó en Twitter hace unos días, a raíz de las protestas de la escritora (y, sin embargo, amiga) Rebeca Rus sobre el hecho de que su libro estuviera disponible ilegalmente solo unos días después de su salida a la venta. Aquí podéis seguir el hilo completo de tuits, que merece la pena, de verdad, aunque solo sea para comprobar el nivelazo al que hemos llegado como consumidores / piratas / yoquécoñosé:
Pocos momentos habrá más emocionantes en la vida de un escritor que el de terminar nuestra primera novela. Ese momento en que, después de toda una vida soñándolo o, al menos, de unos cuantos meses (o años) trabajando en ella, al fin tenemos en nuestras manos ese libro con nuestro nombre en la portada. Luego ya... pasa el tiempo, releemos nuestra primera novela y tenemos ganas de hacer una pira funeraria en la que quemar todos los ejemplares y puede que a nuestro yo escritor en el centro. Bueno, quizá esto no le pasa a todo el mundo. Hay auténticas joyas de la literatura que fueron la ópera prima de su autor: Frankenstein, Jane Eyre, Cumbres borrascosas, La isla del tesoro, El retrato de Dorian Grey o La familia de Pascual Duarte lo fueron. Dos de mis novelas favoritas de todos los tiempos, El guardián entre el centeno y Matar a un ruiseñor, también. Mother of God, y yo muriéndome un poco por dentro cada vez que releo algún fragmento de Pecado, penitencia y expiación.
Venía dando algunas pistas desde hace tiempo. En las últimas semanas, he ido dejando mensajitos subliminales (y otros, muy evidentes) en mi cuenta de Twitter. No ha sido intencionado; es que soy una cagaprisas incapaz de mantener en secreto una novedad bonita. Pero lo prometido es deuda y la información completa sobre mi próxima novedad editorial llega hoy, en este post, con toda la info del mundo mundial. ¿Empezamos?
Ha llegado el último jueves de agosto. No quiero ser ceniza, pero eso es algo así como decir que se acerca el final del verano. Por si me viene la depresión definitiva provocada por un nuevo invierno gallego (no, aquí no hay otoño; pasamos de la chancla a la katiuska), he decidido entrevistar hoy a una de las autoras a las que más ganas le tenía, no vaya a ser que decida hacer la maleta, largarme al Caribe y dejaros con las ganas. Allá vamos.
Hoy me voy a saltar todas las normas de este blog. Que si no hacer reseñas por escrito, que si recomendar solo novelas románticas, que si las recomendaciones de novelas solo en vídeo y los lunes... Pues nada, aprovechando que es agosto y no me lee nadie (que noooo, que sé que estáis ahí), he decidido que cambiar un poco de aires por una vez no va a matar a nadie.
Dicen por ahí que uno de los problemas más comunes a los que se enfrentan los escritores es la falta de inspiración. Quieres escribir, o tienes que hacerlo, y no sabes sobre qué. Os voy a contar un secreto: a mí no me ha pasado nunca. Mi problema suele ser el contrario: cuando estoy en medio de la escritura de una novela, ya tengo en la cabeza toda la trama, los personajes y el pack inspiratorio completo para la siguiente. Por eso me ha extrañado siempre mucho una pregunta que me han hecho de vez en cuando: «¿de dónde sacas las ideas?». Y sobre eso me ha dado por escribir hoy. Sobre los mejores lugares para encontrar la inspiración, la ambientación o, simplemente, las ideas para escribir una (o mil) novelas románticas (o de cualquier otro género, ya puestos). Estos son los míos, que no tienen por qué funcionarle a todo el mundo, claro:
He tenido que esperar unos meses para escribir esta entrada. Esperar hasta que se me hayan calmado las aguas internas que me provocan los trolls de internet, en general, y los literarios, en particular. No voy a decir que ahora esté en una fase de «me la suda todo», porque ni siquiera creo que fuera bueno. Pero sí es verdad que he comprendido muchas cosas que, hasta hace unos meses, ni siquiera me había planteado. Bueno, cuando digo muchas cosas, en realidad, es solo una: que hay mucha gente suelta por ahí que debería comprarse una vida.
Hoy tengo el gustazo de hablar, en esta sección de Entrevistas con autoras, con Mimmi Kass. Acaba de publicar su primera novela, así que voy a dejar que hable ella, que se nos presente como lectora y como escritora.
En estos días, toda la gente que conozco se está yendo de vacaciones, o preparándose para irse de vacaciones o protestando porque se les están terminando / han terminado. No es mi caso. No tengo vacaciones a la vista, salvo algunos días sueltos que me cogeré en otoño y en Navidad para irme por ahí a ver mundo. Y, sin embargo, llevo semanas diciéndole a todo el mundo que mañana me voy de vacaciones. Porque mañana, si no me pasa ninguna de esas millones de cosas que suelen ocurrirme, cogeré carretera y me iré a pasar un mes (o dos, según se tercie) a pie de playa, terraza y cervezas al sol.
Como veréis, estoy muy a punto de conseguir escribir un título de post más largo que el propio post. Pero, bueno... en este caso, el asunto había que expresarlo así. En el post de hoy no voy a hablaros de mis escritoras favoritas, sino de las que más adicción literaria me producen. Que, bueno, un par de ellas sí que son mis favoritas, de hecho, pero ese no es el asunto hoy. El asunto es que son esas escritoras de las que apunto mentalmente sus fechas de lanzamiento y, si alguna se me pasa, y me encuentro por casualidad en Amazon con alguna de sus novedades... muero de emoción. Y, por supuesto, me devoro todos sus libros del tirón (lo que suele traer como consecuencia una resaca literaria llena de ojeras). Os las voy a presentar, aunque seguro que ya las conocéis a todas :)
Hoy os voy a hablar de algo que me viene poniendo de mala leche desde hace tiempo. Empiezo por el principio: a la gente le fascina esto de ser escritora. Y más de novela romántica. Lo entiendo. Es una profesión rara, original... lo que sea. La gente siente curiosidad y pregunta cosas. Vale. Bien. También lo entiendo. Yo también hablo con mis amigos sobre sus trabajos y les puedo preguntar algo concreto en algún momento. Pero hay una línea muy fina entre la pregunta o el comentario bienintencionado y la simple tocadura de huevos. Y aquí, a continuación, las frases que a mí me los tocan soberanamente:
De nuevo fin de mes, así que, de nuevo, os traigo la sección fija del último jueves: la entrevista a una autora. Si en las dos primeras entregas de esta sección hablaba con dos autoras consagradas, como Érika Gael y Neïra, hoy entrevisto a Inma Cerezo, que está casi debutando en el mundo editorial. Y digo casi porque, en realidad, Goleters Luna de Lenten, su primera novela, es una reedición mejorada del libro que publicó en 2011. Vamos a ver qué nos cuenta para conocerla mejor.
Hoy es 23 de junio de 2016, lo cual significa que mañana hará un año de la publicación de mi primera novela, Pecado, penitencia y expiación. Hace unos meses, justo cuando hacía un año del día en que tomé la decisión de dedicarme a esto de escribir, escribí un entrada (Un año como escritora de novela romántica) en la que hablaba sobre la maravillosa experiencia que ha supuesto para mí. Como mi opinión no ha cambiado apenas, y no quiero repetirme, hoy voy a renunciar a mi alma de chica de letras y, en este post, solo va a haber números. Los números en los que se resume este primer año desde que mi primera novela salió a la venta:
Hace mucho, muchísimo tiempo que llevo queriendo escribir sobre este tema. De hecho, en mi carpeta de Borradores hay como trescientos bocetos de este post. Todo empezó hace ya un par de años, cuando me encontré por casualidad con el artículo Te ex-quiero compartido por varios amigos míos en Facebook (en serio, leedlo, es fantástico). Supongo que fue el don de la oportunidad el que hizo que cayera en mis manos justo en el momento en que yo misma me estaba divorciando. El caso es que, cuando lo leí, solo tuve una sensación: ¿cómo no he sido yo quien ha escrito esto? Porque, de entrada, suscribo al cien por cien lo dicho en él. Eso sí, dos años después, tengo un millón de cosas que añadir. Lo voy a hacer contando mi experiencia. Y sí, este es uno de esos artículos (como la mayoría de los que escribo en la sección De todo un poco) en los que cuento mi vida.
Hace ya tiempo que llevo pensando (y hablando con algunas compañeras) que el mundo de la novela romántica está cambiando. Es algo de lo que hablaré otro día, en cuanto encuentre la manera de hacerlo sin ofender a demasiada gente, cosa que suelo hacer incluso cuando no me lo propongo. Bueno, el caso es que yo veo un cambio de rumbo hacia otras temáticas, otro público y... otras portadas. Y de eso os voy a hablar hoy. De las portadas de novela romántica.
Hablemos de fetiches, así, para empezar fuertecito el jueves. Como ya os he contado algunas veces, paso una cantidad considerable de mi tiempo hablando (whatsappeando, más bien) con otras lectoras/escritoras de novela romántica sobre nuestros libros favoritos y, para qué engañarnos, sobre nuestros protagonistas top. Y no sé si es que yo me he buscado amigas muy de mi target, pero... hay una característica común a muchos de nuestros protagonistas favoritos: los tatuajes. Hablemos de ellos, pues (de los protagonistas y de los tatuajes, ambas cosas).
Hoy es el último jueves de este mes de mayo, así que ya sabéis lo que toca: entrevista a una autora de romántica. No os voy a mentir, me estoy poniendo las botas entrevistando a mis favoritas (el mes pasado, inauguramos sección con Érika Gael) que para eso es mi blog y yo lo valgo. Hoy le toca el turno a Neïra, una autora a la que he descubierto hace poco y cuya última bilogía me ha enamorado malamente.
1. Nuestra primera novela nos da vergüenza ajena. No la hemos vuelto a abrir desde hace meses/años y, si nos tropezamos por casualidad con algún fragmento, cerramos el portátil como si se nos hubiera aparecido Voldemort.
Dicen por ahí que las mujeres somos nuestras propias peores enemigas. Siempre me ha dado un poco de repelús ese concepto, más que nada porque, aunque a veces es inevitable, odio generalizar. Habrá mujeres de todo tipo, clase, condición y opinión sobre otras mujeres. Hoy voy a concretar un poco mi objeto de crítica (que tampoco es una crítica como tal, sino más bien una reflexión). Hoy voy a hablar de las lectoras de romántica.
No pienso luchar más contra ello: me encanta el new adult. Con casi treinta y seis añazos, sí. Qué se le va a hacer. Hay algo en esas novelas con protagonistas (post)adolescentes que me encanta. Cierto es que, muchas veces, las utilizo como lectura lightentre cosas más intensas, pero, de vez en cuando, me encuentro con una novela new adult que me deja KO. Una de esas que me saltan la lágrima, me dejan resaca lectora y que me apetece recomendar a todo el mundo. Y es que, no sé por qué, últimamente, es el new adult el subgénero de la romántica en el que me encuentro más novelas de las que soy incapaz de desprenderme del todo incluso pasados los días.
No sabéis qué ilusión me hace presentar esta nueva sección del blog. Llevaba tiempo dándole vueltas en la cabeza a traer a mi blog las palabras de otras autoras y, al fin, me he decidido. El último jueves de cada mes, entrevistaré a una autora de la que, seguro, podremos aprender un montón de cosas. Y la primera, no podía ser otra que una de mis superfavoritas, además de profe, amiga y propietaria del whatsapp al que acudo recurrentemente cuando me surgen dudas de todo tipo (en serio, no queráis saber de cuántos tipos): Érika Gael.
Dicen que Nueva York es la ciudad que nunca duerme. Y lo es, os lo puedo asegurar. Supongo que a estas alturas de la película, si sois seguidoras habituales de este blog, sabréis que me apasiona viajar, y puede que también sepáis cuáles son mis ciudades favoritas del mundo. Y, si sois lectoras de novela romántica, es (casi) imposible que no haya caído en vuestras manos alguna novela que tenga Nueva York como escenario. Así que vamos a darle una vueltecita a la Gran Manzana, ya que, a falta de un vuelo que nos lleve hasta allí, al menos nos quedan los libros para viajar.
Los que sois asiduos a este blog sabréis que la novela romántica suele monopolizar bastante mis entradas. Al fin y al cabo, esa es mi profesión y una de mis principales aficiones. Pero, de vez en cuando, el cuerpo me pide escribir otras cosas, y hoy es uno de esos días. Así que ahí va... Mi carta abierta a mi yo adolescente:
¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿El muso o el personaje? Esa parece ser la pregunta que muchas lectoras se hacen cuando se enfrentan a una novela romántica. Ya he perdido la cuenta de cuántas veces me han preguntado si Gonzalo, Fabio o Julio, de Pecado, penitencia y expiación, o Parker, Travis, Preston y Mark, los hermanos Sullivan, estaban basados en algún personaje real. ¿Necesitamos ponerles cara a nuestros héroes románticos favoritos?