He perdido la cabeza. Lo sabíamos, estarán pensando los que me conocen. Pero no, joder, esta vez va más en serio que nunca. Mi cerebro ha decidido que dormir es un acto absolutamente frívolo e innecesario y ha buscado algo en lo que ocupar esas dos o tres horitas que, hasta ahora, estaba dedicando al descanso. No pasa nada, I'll sleep when I'm dead, que decía Bon Jovi cuando molaba. Lo guay del caso es que, a este ritmo, moriré pronto y, entonces, podré dormir.
Aquí estamos, un lunes más, tratando de sacar adelante nuestra novela. Y, hoy, os traigo el último paso necesario –¡imprescindible!– antes de ponernos a teclear y teclear y teclear. Hace un par de lunes, os hablaba de los 10 errores que debemos evitar cuando escribimos una novela romántica. Uno de ellos, efectivamente, es no planificar –o planificar mal– nuestra novela.
Que sí, que ya lo sé, que hoy tocaba post de la serie de consejos para autores noveles. Que el lunes pasado os prometí que, quizá, ya os daría las primeras pautas para empezar a teclear. Peeeero... no. La semana pasada me pasó algo, una pequeña anécdota sin más importancia, que me hizo darme cuenta de que, antes que ninguna otra cosa, debería haberos advertido de lo que os vais a encontrar. De lo que la gente va a pensar cuando, al fin, le echéis valor para decir «escribo novela romántica» (si es que es el género por el que os habéis decantado, que es el caso de la mayoría de los que os pasáis por aquí). Hace algunas semanas, os hablé ya de los prejuicios sobre la novela romántica. ¿Preparados para leer el segundo capítulo? No os va a gustar, eh. Advertidos quedáis.
Hace ya algún tiempo que decidí empezar con esta serie de entradas sobre los escenarios favoritos de mis novelas románticas. Por si os lo perdisteis en su día, comencé, cómo no, con París (10 lugares en los que enamorarse de París 1/2 y 10 lugares en los que enamorarse de París 2/2). Sí, lo sé, no me van a dar el premio a la originalidad en la ambientación de mis novelas. Los dos primeros escenarios en los que las ambienté fueron París y Nueva York, Trilladísimo, soy consciente. Pero es que... ¿hay acaso algún lugar en el mundo mejor que estas dos ciudades? Yo me atrevo a susurrar que Londres, pero, de momento, ninguna trama me ha llevado allí.
En las últimas entregas de estos consejos para escritores noveles, hablábamos sobre la idea y la toma de decisiones, así que supongo que hoy estaríais esperando que os dijera que os lanzarais a escribir. Pues no. Esta sección del blog se publica los lunes, y yo los lunes estoy tocahuevos y no voy al grano.
Hoy os voy a hablar de otra red social que me vuelve loca. Pero loca, loca, de atar. Pinterest. Hace muy poquitas semanas que aterricé en ella, tras unos cuantos meses intentando encontrarle el punto. Pues vaya si se lo he encontrado. Para los que no la conozcáis, Pinterest es una red social en la que el usuario comparte colecciones de imágenes a través de tableros. Se puede pinear (es decir, añadir a tus tableros) cualquier imagen propia o las que encuentres por internet o dentro del propio Pinterest en tableros de otros usuarios. Puedes seguir a otros pineadores, a sus tableros, etc. Mi recomendación, si decidís lanzaros a probar suerte en ella, es que busquéis tableros de temáticas que os interesen y, poco a poco, como ocurre en todas las redes sociales, encontraréis el tipo de imágenes que más os gusten, ya que Pinterest os las irá sugiriendo.
El lunes pasado, os dejé con la idea de vuestra novela pochando en la cabeza. Vamos a hacer un ejercicio de teletransportación e imaginar que ha pasado algo más de tiempo y la idea está madurada y tenéis totalmente claro lo que queréis contar. ¿Listo? Bien. Pues vamos con una buena noticia y una mala:
Hoy voy a hablaros de una red social que he conocido hace relativamente poco tiempo: GoodReads. Como sabréis si me seguís habitualmente, soy bastante fan de las redes sociales. Creo que son un recurso fantástico para escritores y me ha encantado descubrir en los últimos meses una gran comunidad de lectores de novela romántica. Así que podéis encontrarme en Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest, YouTube... Una locura, vamos. Cada una de ellas me aporta diferentes contenidos y opciones de comunicarme con vosotros, pero solo GoodReads es una red social exclusiva de libros.