Hacía mucho tiempo que no os traía por aquí recomendaciones literarias o reseñas, ¿verdad? Como os conté hace algún tiempo, el blog se había convertido en una obligación incómoda para mí, que reseñar todo lo que leía había dejado de parecerme guay y divertido, y que lo dejaba hasta que realmente me apeteciera recomendar algo. Bien, pues ese día ha llegado. En los últimos meses, he ido acumulando lecturas que me han encantado, me han emocionado, me han hecho reír y/o llorar, o que he acabado deseando gritarle a todo el mundo que corra a comprar el libro porque es de esos que merecen la pena. Y, ahora que llega el verano y casi todos tenemos algo más de tiempo, es el momento de compartirlas con vosotros. No os voy a contar las sinopsis porque supongo que sabéis usar un link, ¿no? 😉. Solo os voy a hablar de lo que me hicieron sentir:
Hoy tengo varias confesiones que hacer. La primera, que soy una señora muy mayor y que sigo agotada cuatro días después de llegar de Madrid, de esa experiencia tan maravillosa que fue mi primera firma en la Feria del Libro de Madrid. Bueno, nuestra primera firma. Porque, si algo ha sido esta experiencia, es algo compartido con tres compañeras de letras (y de vida), Saray García, Neïra y Alice Kellen (a la que le dejamos lo de las casetas oficiales), que han hecho de este fin de semana algo aún mejor de lo esperado. Pero para ponerme blandita ya habrá tiempo más adelante. Ahora, voy a seguir con las confesiones.