Hoy, a mis reseñas de lunes, os traigo una cosa maravillosa, otra pichí-pichá y otra francamente decepcionante. Os lo explico ahora mismito. Y sí, si os lo estáis preguntando, no son todas lecturas de esta semana. He tenido una semana loca, tirando a desquiciante, y, además, como podréis comprobar el jueves (cuando os hable de ello), he dedicado más tiempo del mentalmente saludable a leer Mientras escribo de Stephen King. Algunas de estas cosas las leí durante el verano y se me habían quedado sin reseñar, pero otras vienen calentitas. ¿Vamos con ellas?
Hace tiempo, cuando hice balance del primer año tras la publicación de mi primera novela, dije que lo mejor que me había pasado desde que me metí en este mundo loco de escribir novelas era la gente a la que he conocido. Hace ya un año, aproximadamente, Carlota, la responsable del blog Mi miscelánea de libros, se puso en contacto conmigo para reseñar mis novelas y para entrevistarme. De ahí fueron surgiendo conversaciones y más conversaciones; primero sobre libros, luego sobre más libros, luego sobre la vida y mucho sobre hombres musos, para qué engañarnos. Pronto me enteré de que ella también estaba escribiendo una novela y, entre unas cosas y otras, acabé encargándome del coaching de esa novela. Nos hemos leído borradores mutuamente y, sin su apoyo diario, dudo mucho que Sangre y tinta existiera hoy, al menos como la conocemos. Por eso, entrevistar a Carlota hoy en mi blog es mucho más que una entrevista. Es una conversación con una amiga y mi forma de que la conozcáis porque, si este post os anima a leer Codo con codo, creo que me lo agradeceréis... mucho. Pero no acaban ahí las sorpresas de hoy, porque la señorita Laupani ha decidido vengarse de mis preguntas... obligándome a responderlas en su blog. Aquí las tenéis, recién salidas del horno.
¿Recordáis cuando os dije que, durante una temporada, os iba a hablar todos los lunes de las novelas que había leído la semana anterior? Pues... mentía. Bueno, no. En aquel momento estaba convencida de que lo iba a hacer así, muy disciplinadamente, como si yo hubiera sido disciplinada con algo alguna vez en mi vida. El caso es que luego hay semanas como esta pasada, en la cual tuve tanto, tantísimo trabajo que mis lecturas se limitaron a cosas de trabajo, una novela que me ha traído una pésima/maravillosa noticia (ahora os lo cuento), otra novela que me ha gustado tantísimo que le va a tocar tener su propia entrada la semana que viene y a... leer Sangre y tinta. Porque sí, estoy zumbada y me he autoleído esta semana. Así soy yo.
Pero no temáis, que hay reseñas. Tenía unas cuantas novelas pendientes del verano que no había llegado a reseñar en los vídeos de BookTube, así que... allá van. ¿Preparadas para que os recomiende unas cuantas cosas estupendas?
Hace ya algún tiempo que no doy consejos para autores autopublicados. Los tenéis todos aquí recopilados, por si en algún momento os apetece lanzaros a esta aventura maravillosa de escribir y a la locura esquizofrénica de autopublicar. Pero os voy a hacer una confesión: siempre me dio la sensación de que me quedaba corta en los consejos. Había ciento cincuenta mil cosas que me apetecía añadir, pero los posts se hacían eternos, me quitaban mucho tiempo y no acababa de convencerme el resultado. No sé si os habéis dado cuenta, pero tengo cierta tendencia a enrollarme... El caso es que, cuando me di cuenta de ello, decidí dejar esos posts un poco abandonados y pasarme a un sistema de coaching personalizado, para ayudar a cada autor en las necesidades más específicas que tenga. Pero seguía faltándome algo. ¿El qué? Seguid leyendo y lo sabréis.
Como ya os habréis enterado si me seguís en Instagram, esta última semana he estado de viaje por Europa del Este, así que me llevé el Kindle cargadito de libros para leer en esos interminables trayectos en avión, tren y autobús. Al final, por mucho que me lo propuse, no leí demasiado, más que nada porque fui incapaz de salir del bucle de una saga de new adult que me ha enganchado de mala manera. Así que, para no aburriros solo con ella y añadir alguna lectura en castellano, voy a recuperar dos novelas que leí este verano y que se quedaron sin reseñar en ese limbo entre mis vídeos de BookTube y estas reseñas. ¿Vamos con ello?
Voy a empezar diciendo que siempre me he considerado una tía valiente. Lo que algunos darían en llamar temeraria, incluso. No solo no me dan miedo el noventa por ciento de las cosas que a muchas de mis amigas sí se lo dan, sino que ni siquiera entiendo esos miedos. Lo único que me da un miedo atroz son las pelis de terror y las ratas, porque soy tan retrasada mental que le tengo más miedo a la ficción que a la realidad y a algunos animales que a algunos humanos. Supongo que el origen de todo (de lo de no tener miedo, no de lo de las pelis y las ratas) está en una adolescencia rebelde, en la que me negaba a aceptar un exceso de protección y, ya no digamos, la más mínima diferencia con mis amigos chicos. Eran los tiempos en que creíamos que el feminismo consistía en conseguir la igualdad absoluta teniendo que dejarnos nosotras los huevos para ello sin ayuda alguna, y en que del concepto de discriminación positiva solo nos quedábamos con la primera palabra. El caso es que, en aquellos tiempos ya muy lejanos (¿cómo puede hacer veinte años que era adolescente, madre del amor hermoso?), me acostumbré a hacer cosas de esas que estremecen a las madres (a la mía no demasiado, que ella también es bastante temeraria): volver a casa sola de madrugada, no avisar a nadie de si llegaba bien o mal y alguna que otra que no mencionaré por preservar mi ya mermada reputación.
Hoy estoy haciendo trampas. Si estáis un poco atentas a mis redes sociales, sabréis que en estos momentos estoy de viaje por Europa del Este, haciendo un poquito de turismo, así que he dejado la entrada programada con algunas recomendaciones de novelas que se quedaron en el limbo entre lo que reseñé en los últimos vídeos de BookTube y estas semanas en que he empezado a reseñar por escrito. Así que vamos allá con ellas:
Os prometo que ya dejo el tema. Llevo como año y medio con el blog, repitiendo de vez en cuando que algún día hablaría sobre piratería, así que tenía mucho acumulado. Ya habéis conocido mi opinión y las soluciones que conozco para ser lector sin piratear (por cierto, muchísimas gracias a todos los que habéis aportado vuestros trucos personales en los comentarios de esta última entrada). Ahora me queda explicarlo desde el otro lado, el del escritor. Porque conozco a muchos escritores que están estamos verdaderamente desesperados con esto de la piratería.
Antes de nada, tengo que agradeceros muchíiiisimo la maravillosa acogida que le habéis dado a la nueva forma escrita de mis reseñas. No sé si os caía muy mal en los vídeos de BookTube o que leéis este blog en el trabajo y los vídeos no os venían bien, pero el caso es que la entrada de la semana pasada ha tenido más éxito que nunca. Así que vamos a seguir con recomendaciones, reseñas y todas esas cosas por aquí un lunes más. Estas son mis lecturas de la semana pasada: