Ha llegado el último jueves de agosto. No quiero ser ceniza, pero eso es algo así como decir que se acerca el final del verano. Por si me viene la depresión definitiva provocada por un nuevo invierno gallego (no, aquí no hay otoño; pasamos de la chancla a la katiuska), he decidido entrevistar hoy a una de las autoras a las que más ganas le tenía, no vaya a ser que decida hacer la maleta, largarme al Caribe y dejaros con las ganas. Allá vamos.
Dicen por ahí que uno de los problemas más comunes a los que se enfrentan los escritores es la falta de inspiración. Quieres escribir, o tienes que hacerlo, y no sabes sobre qué. Os voy a contar un secreto: a mí no me ha pasado nunca. Mi problema suele ser el contrario: cuando estoy en medio de la escritura de una novela, ya tengo en la cabeza toda la trama, los personajes y el pack inspiratorio completo para la siguiente. Por eso me ha extrañado siempre mucho una pregunta que me han hecho de vez en cuando: «¿de dónde sacas las ideas?». Y sobre eso me ha dado por escribir hoy. Sobre los mejores lugares para encontrar la inspiración, la ambientación o, simplemente, las ideas para escribir una (o mil) novelas románticas (o de cualquier otro género, ya puestos). Estos son los míos, que no tienen por qué funcionarle a todo el mundo, claro:
He tenido que esperar unos meses para escribir esta entrada. Esperar hasta que se me hayan calmado las aguas internas que me provocan los trolls de internet, en general, y los literarios, en particular. No voy a decir que ahora esté en una fase de «me la suda todo», porque ni siquiera creo que fuera bueno. Pero sí es verdad que he comprendido muchas cosas que, hasta hace unos meses, ni siquiera me había planteado. Bueno, cuando digo muchas cosas, en realidad, es solo una: que hay mucha gente suelta por ahí que debería comprarse una vida.