¡He vuelto! Bueno, en realidad no me he ido a ninguna parte, pero el verano es muy traicionero y he sido incapaz de sacar tiempo para actualizar el blog las últimas semanas. El poco tiempo que me han dejado el trabajo y los mil planes de ocio que siempre surgen en estas fechas lo he dedicado a escribir, a ver si los astros se alinean y pronto puedo contaros alguna novedad. Pero tenía esta entrada pendiente. La acogida que le habéis dado a mi última novela, Como te veo yo, ha sido tan estupenda que quería contaros algunos secretillos (casi todos confesables) sobre su proceso de creación. Al final... me han salido veintiuno, nada más y nada menos. Vamos allá (AVISO: hay SPOILERS a tutiplén si no habéis leído la novela).
Pocos escritores conozco que no cambiarían (casi) todo de su primera novela. De hecho, siempre he pensado que solo hay dos opciones para quien está completamente satisfecho con lo primero que escribió: o era jodidamente bueno entonces, o no ha aprendido nada desde aquel momento. No es mi caso. En ningún sentido. Creo que he aprendido bastante en estos dos años que llevo dedicándome a escribir y, definitivamente, no era jodidamente buena cuando empecé. Ahora tampoco, pero entonces... mucho menos. Y sí, llevo dos años diciendo que cambiaría muchas, muchísimas cosas de mi primera novela. Pero hoy he decidido reconciliarme con ella.