«Como te veo yo», entre bambalinas: 21 secretos confesables sobre mi última novela

Escrito por Abril Camino - 27 julio


La acogida que le habéis dado a mi última novela,
Como te veo yo, ha sido tan estupenda que quiero contaros algunos secretillos (casi todos confesables) sobre su proceso de creación. Al final... me han salido veintiuno, nada más y nada menos. Vamos allá (AVISO: hay SPOILERS a tutiplén si no habéis leído la novela).


1. Esta es, con mucha diferencia, la novela en cuyo proceso de creación más me ha costado meterme. Venía con una resaca muy muy fuerte de mi anterior proyecto (uno que todavía no ha visto la luz, pero del que espero poder hablaros pronto). Fue una de esas historias que me marcó, que creo a día de hoy que es mi mejor trabajo, y me costó un mundo ponerme manos a la obra con la historia de Tyler y Holly. Creo que no me enamoré de ellos como suelo hacerlo de todos mis personajes hasta que no llegué más allá de la mitad del manuscrito.

Así me pasé semanas, intentando olvidarme de L y D,
los protagonistas de mi anterior proyecto

2. Cuando escribo, nunca tengo en mente cuántas palabras quiero que tenga la historia. Si sale corta, será una novela corta. Si sale larga, una novela larga. Si se me va demasiado, una bilogía. No es algo que planee antes de empezar. Pero, curiosamente, mis dos últimos trabajos new adult (sin contar el spin off que fue Mi hogar serás tú) han tenido prácticamente la misma extensión: Sangre y tinta, 67.603 palabras, y Como te veo yo, 68.065.

3. Desde el minuto uno de la creación de los personajes, tuve claro el muso para Ty. No es que lo considere algo fundamental a la hora de crear una novela (de hecho, estoy totalmente enamorada del personaje sobre el que estoy escribiendo ahora mismo y... no hay muso), pero este surgió, seguramente por la influencia del fútbol americano y demás. Es Tom Brady, ese pedazo de hombre de la foto que, incomprensiblemente, prefiere a Giselle Bündchen que a mí.



4. Con Holly me ocurrió todo lo contrario. Tenía muy claro desde el principio que no quería que fuera un pibón, porque no tiene nada que ver con el personaje del que se habla en la novela, y no es fácil encontrar chicas normalitas en Pinterest (igual esto da para una reflexión). Al final, me abrió los ojos Alice Kellen, que vio clara a Holly como la protagonista de Bajo la misma estrella y Divergente, Shailene Woodley.



5. Hay varios cameos de personajes de mis anteriores novelas en Como te veo yo. Muchas lectoras me han escrito para contarme la ilusión que les hizo encontrarse a Camden (el protagonista de Sangre y tinta) convertido en el tatuador favorito de la hermana de Ty (y que acabó tatuándolos a ambos). Pero hay un par de guiños también a los hermanos Sullivan: la pareja con una niña de siete años que les hace un sitio en su mesa a Holly y Hazel en el famoso restaurante Sylvia's de Harlem... son Parker y Amy (y Katie, por supuesto). Y los gemelos Sullivan de los que Tyler heredó el puesto de quarterback en Columbia tras su retirada... pues, por supuesto, son Travis y Preston.


«Por suerte, una parejita muy joven nos invita a sentarnos con ellos y, aunque Hazel es un poco antisocial con la gente que no conoce, acaba haciendo buenas migas con ellos y con Katie, su hija de siete años, que nos mantiene entretenidas durante toda la comida con su conversación».

«—Vale —se rinde—. Nos fuimos a San Francisco a hacernos un tatuaje.
—¡Hala! ¿¿Tienes un tatuaje?? No te pega nada.
—Ya ves.
—¿Y por qué en San Francisco?
—Annie estaba empeñada en que nos lo hiciera Camden Reed. No sé si sabes quién es.
—¡Claro! Lo sigo en Instagram. Tiene unos trabajos increíbles».

«En la facultad me iba bien, y en el equipo… mejor. Tuve suerte. Cuando entré, las estrellas del equipo eran dos hermanos gemelos, Travis y Preston Sullivan, pero uno de ellos se lesionó, y el otro decidió dejar el fútbol al tener que retirarse su hermano». 

6. Consejo para escritoras: nunca utilicéis nombres similares en dos personajes de una misma novela. No os podéis imaginar cuántas veces escribí Hazel queriendo escribir Holly, y viceversa. El proceso de corrección de esas erratas fue arduo e interminable.

7. Con el título de mis novelas, solo hay dos opciones: o lo tengo clarísimo desde casi antes de empezar a escribir, o me vuelvo loca intentando encontrar algo que me guste y me encaje con la historia después de acabar la novela. Como te veo yo fue de los segundos. Era incapaz de encontrar nada que me acabara de cerrar. Incluso hubo un título casi definitivo antes de este. Era Ojalá te vieras como te veo yo, que dejaba mucho más claro el tema principal de la trama, pero que se me hacía demasiado largo y farragoso. Al final... fue tan sencillo como recortarlo y voilà!

8. Para compensar esa pesadilla que fue la elección del título, puedo asegurar que la portada es la que menos dolores de cabeza me ha dado en mi vida. Mi plan era contratarla, pero dándole a la persona que se encargara de hacerla algunas pautas claras. Para ello, me metí en el banco de imágenes que uso habitualmente en busca de una foto de una pareja a la que no se le viera la cara (no sé por qué, pero en mis novelas no me gusta nada que se vean). La segunda que vi fue la elegida. Le puse unas letras al azar, del estilo que quería, por probar y la mandé a unas cuantas amigas, a ver qué les parecía la idea antes de enviarla a la portadista. Y la respuesta fue «¿no te has dado cuenta de que ya tienes la portada?». Y así fue. Le hice unos cuantos retoques a la tipografía y... ¡listo! No me llevó más de diez minutos y se ha convertido en la favorita de casi toda la gente que me lo ha comentado. Ley del mínimo esfuerzo en estado puro.



9. Esta es la sexta novela que ambiento en Nueva York, después de Pecado, penitencia y expiación, las tres primeras de los hermanos Sullivan y TQCSFP (esa de la que algún día os hablaré, lo prometo). Para los siguientes proyectos he tenido que cambiar de ciudad, porque no quiero aburrir a nadie y, sobre todo, porque me he quedado ya sin escenarios molones en los que ambientar las escenas. Así que, o dejo de escribir historias en Nueva York o vuelvo a la ciudad a conocer nuevos lugares (no sé por qué, pero me quedo con la opción B).



10. Hay mucha música en Como te veo yo (la tenéis toda recopilada en su playlist de Spotify), pero un grupo destaca por encima de todos los demás: Queen. No solo porque puede que sea la mejor banda de la historia, sino porque es la favorita de mis dos personas favoritas del mundo entero y, por consiguiente, ha sido la banda sonora de muchos momentos de mi vida. Por cierto, en esta novela vuelve a salir Bohemian Rhapsody, claro. Como en otras dos novelas mías anteriores y como, aunque me había jurado que no repetiría, en el proyecto que estoy escribiendo ahora mismo.



11. Por primera vez, les he dado a unos protagonistas un trabajo al que yo me dedico. Me he tenido que documentar poco para hablar del trabajo de ambos en la revista, porque se parece muchísimo al que yo hago en Trendencias y me apetecía un montón reflejar una profesión que me flipa tanto en una novela.

12. Una de las cosas que más me costó de esta novela fue mantener la tensión sexual hasta el final. Como ya sabréis si me habéis leído antes, yo soy de solventar el tema cama rapidito, así que eso de que no se acuesten hasta el final finalísimo de la novela me tuvo de los nervios muchas jornadas de escritura.



13. La Super Bowl que cubren Tyler y Holly para la revista es la Super Bowl real del año pasado, que es básicamente el único partido de fútbol americano que veo en todo el año (y sin entender al cien por cien las normas, no nos vamos a engañar; lo mío es el fútbol normal). Pero esa fue especialmente espectacular y me encantó hacer ese guiño a que Tom Brady estuviera en el campo mientras Tyler es Tom Brady en mi cabeza. Cosas de estar loca y tal.

14. El tatuaje que se hacen al final de la novela, con la frase de Harry Potter, «After all this time? Always» lo tengo yo en mi brazo también, en el mismo lugar donde ellos se lo tatúan. No fue un guiño a la novela, sino que era algo que yo tenía en mente desde hacía tiempo (por un montón de razones que no vienen ahora al caso, entre ellas el fanatismo absoluto hacia Harry y sus historias), y me lo hice unos días antes de escribir la escena en la novela.



15. Supongo que siempre dejamos algo de nosotros en los personajes que creamos. Yo soy muy Holly en algunos sentidos (en otros, nada en absoluto). Pero lo más mío que dice Holly en la novela es esa reflexión sobre las cosas que soñaba en diferentes momentos de su vida.

Yo, que a los quince años soñaba con Woodstock, que escuchaba a Charles Aznavour y a Édith Piaf y me imaginaba en el futuro viviendo en una buhardilla mohosa de París. [...] Yo, que a los veinte pensaba que sería reportera de guerra y que recorrería el mundo con un portátil y una cámara de fotos.

16. He escuchado un montón de teorías sobre por qué Tyler no quería/podía acostarse con nadie. Desde que era un adicto al sexo en rehabilitación a que le faltaba un huevo. Literalmente. Solo un par de personas dieron con la razón real antes de llegar a esa parte de la novela.

17. En la novela hay un guiño a Tal como éramos, que es una de mis pelis favoritas de toda la historia del cine. Si no la habéis visto, estáis perdiendo un tiempo precioso aquí, leyéndome, en lugar de disfrutarla.



18. Una de mis escenas favoritas de Como te veo yo es la conversación de Ty con su hermana subidos al tejado de su casa de Ohio. Por eso elegí la frase final para la imagen de promoción de la novela. Esta:



19. El equipo en el que juega Ty al fútbol y que Holly descubre después de poner a su padre a investigar existe realmente, aunque con otro nombre y en otra ciudad. Hubo un tiempo en que los seguí de cerca porque conocía a uno de los jugadores, aunque esa historia tuvo un final menos feliz que la de Tyler y Holly (de hecho, puede que Tyler esté un poco inspirado en esa persona, pero no lo vamos a confesar, no vaya a ser que lea esto en algún momento y se le suba el ego).

20. El epílogo original de la novela era una mierda. Así, sin paliativos. Tenía tantas ganas de acabarla y me vacié tanto en los capítulos finales que el epílogo lo escribí sin demasiadas ganas, casi como para cubrir el expediente. Lo hablé con varias lectoras cero y, al final, decidí hacer algo que no hago nunca: borrarlo entero y escribirlo de cero. Y creo que la clave de que se haya convertido, al final, en uno de mis epílogos favoritos está en la ambientación. En enero pasé un par de días en La Habana y me enamoré de la ciudad de una forma que muy pocas veces me había pasado. No me veo ambientando una historia allí por el momento, pero el epílogo de Como te veo yo es mi pequeño homenaje a una ciudad maravillosa a la que solo puedo pensar en volver.


Yo, en La Habana, haciendo amigos y enamorándome de la ciudad para siempre

21. Confesión final: si un tío me lleva a ver Casablanca a un autocine, a Canadá a ver la nieve en pleno verano y a un musical de Queen en Broadway, seré suya para siempre.



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