Hoy toca una entrevista muy especial. Primero, porque es la última del año. En diciembre, dedicaré la última entrada del año a despedirme del 2016 y esas cosas tan originales que seguro que no se le han ocurrido a nadie que tenga un blog. En fin... Pero también es especial porque Saray es, además de una escritora top, una buena amiga. Y una mártir de la causa de la novela romántica, que lleva como un mes entregada a ayudarme a desatascar una novela que, si no me cuesta la vida antes, verá la luz algún día. Vamos a conocerla un poco mejor.
Como podéis ver, hoy no hablo de mis lecturas de la semana pasada. He reservado tres novelas que he leído en las últimas semanas porque, de las tres, sentí que se merecían un post conjunto. Un post con un tema apasionante: el estado de la comedia romántica en España. Y, si tomamos estas tres novelas como ejemplo... qué bien que está la comedia romántica por aquí, madre mía. He oído muchas veces que Rebeca Rus es la reina de la comedia romántica en España, y no puedo estar más de acuerdo. Alice Kellen, de quien ya os he hablado más veces, podría fácilmente ser la heredera del título. Y Ruth Ibáñez es una autora novel que se ha presentado con una comedia con la que reírse a carcajadas, así que presenta candidatura firme para estar en el top absoluto del género. Vamos allá, que os lo cuento todo:
Vaya por delante que esta entrada no va a gustar a mucha gente. Vaya por delante que soy consciente de ello. Y, ya puestos, vaya por delante que me da un poquito igual. También vaya por delante que no tengo nada contra Mr Wonderful; de hecho, cuando me posee el alma cuqui, me compro cienes y cienes de bolis, carpetas y cuadernos de esos de «eres la pera», «tengo el guapo subido» y demás. Y me pirran. Pero hace poco escuché un palabro inventado que me encantó: mrwonderfulización. Ni siquiera recuerdo en qué contexto, pero sí sé a qué se refería: resumiéndolo mucho, sería a algo así como a pasarse de optimismo. Y en esto de la literatura, y más en concreto en la novela romántica, creo que nos hemos pasado un poco de optimistas. Bueno, en realidad nos hemos pasado de la hostia.
Os voy a contar un secretito: odio los manuales de escritura. Con toda mi alma. La mayoría de los que han caído en mis manos o bien son terriblemente aburridos, o bien me explican cosas que sé desde 2º de carrera, más o menos. Pero siempre hay excepciones. De una de ellas hablé en su momento en mis redes sociales. Se trata de 70 trucos para sacarle brillo a tu novela, de Gabriella Campbell, que tiene el enorme mérito de ser un manual de corrección ameno. En serio. 'Corrección' y 'ameno' son dos términos que nunca antes se habían conjugado en la misma frase. No es que os lo recomiende, es que os lo SUPERHIPERULTRArecomiendo.
Desde hace mucho tiempo, algunas escritoras amigas mías me han repetido la frase «tienes que leer Mientras escribo, de Stephen King». Yo tuve mi época de leer a Stephen King, yo creo que como casi todos en la adolescencia, pero no sé por qué no acababa de convencerme lo de leer su libro sobre escritura. Y es que no sabía que... en realidad no es un libro sobre escritura, es mucho, muchísimo más.