Pues aquí estamos, en el último día del año, puede que pensando lo que nos pondremos esta noche (además de unos cuantos kilos de más) o puede que deseando que pase ya una de las noches que más amores y odios despierta en el año. Y yo, cumplidora, os traigo la entrada de mis lecturas de diciembre. Nueve novelas con las que he despedido el año y (¡milagro!) he cumplido el reto de GoodReads de leer 120 novelas. Un poquito de todo, como en botica. Por aquí os las dejo:
A mí de verdad que me gustaría ser una hípster moderna que odia la Navidad y se enorgullece de ello, pero... ay, Dios, es que me encanta. Ella y todos sus tópicos. Enfermar de los nervios en centros comerciales, comer hasta poner a prueba el límite la piel de mi tripa, ugly sweaters, árbol con espumillón y luces del chino fácilmente inflamables... y hacer repaso al año que se va en el blog. Se siente. Huid ahora que estáis a tiempo.
Hay libros que se olvidan rápido. Libros que nos hacen disfrutar, pero no dejan poso. Libros horribles también, claro, aunque yo suelo abandonarlos sin remordimientos. Libros mediocres, que no te horrorizan, pero no sabes muy bien por qué les has dedicado tiempo. Y luego están los otros. Los que te cambian. Los que sabes que nunca vas a olvidar. Los que releerás en el futuro. Los que te han hecho reír, llorar, emocionarte. Los que te han enseñado algo. Los que recomendarás a todo el mundo hasta que se cansen de oírlo.
Este jueves vengo con una noticia breve, pero que he creído que a algunos podría interesaros. Como ya os comenté hace unas semanas al hablar de la serie de los hermanos Sullivan, estoy dedicando algo de tiempo a revisar mis publicaciones antiguas y a hacer algunas modificaciones en ellas.