2019 no ha sido el mejor año de mi vida. Tampoco el peor, a pesar de una primavera que estuvo a punto de tirarme al barro. Pero va a ser verdad eso que dicen de que unas veces se gana... y otras, se aprende.
Se acaba diciembre, se acaba el año... y me toca hablaros de los libros que he leído en este mes de diciembre. Hace unos días publicaba el post con mis mejores lecturas de todo el año, por si queréis más inspiración, pero ahora me toca cerrar este repaso anual (ni yo misma me puedo creer que todos los meses haya sido fiel a la cita con la reseña de mis mejores lecturas) con los ocho libros que he leído en diciembre. Que en realidad he leído mucho más, porque ha sido mi mes-récord de lecturas cero y correcciones, pero... de esos no os podré hablar hasta que estén publicados. Vamos con los que sí os puedo recomendar (que este mes son casi todos, por suerte):
Se acaba el año, es así, ya no podemos hacer nada por evitarlo. Y toca hacer balances varios, que es una cosa que podría decir que no, pero... me encanta. Hoy os hablo de los libros que siempre recordaré de este año. Aquellos que se me cruzaron en el camino a lo largo de este año y que se quedan ya para siempre en la estantería de mis favoritos de toda mi vida.
Me ha costado mucho elegir. Muchísimo. Ya he contado alguna vez por aquí que antes era muy compulsiva leyendo, que me obsesionaba con un autor, género o temática y me lo leía todo a trompicones, con poco juicio y mucha ansia. Ahora me lo tomo todo con mucha más calma, selecciono mejor mis lecturas y, por lo tanto..., casi todo lo que leo me gusta. Así que hacer esta lista... ha sido una pesadilla. Me ha costado infinito reducir los libros a solo trece y ha sido IMPOSIBLE limitarlo más. Se quedan en el tintero auténticas maravillas, lo reconozco. Podéis ver la lista de los 171 libros que he leído en total en lo que va de año en este enlace de GoodReads (o en la reseña mensual de todo lo que he leído que dejo siempre en el apartado Leyendo novelas del blog). Pero eso, que ahí van mis favoritísimos de 2019:
Y aquí estamos de nuevo con el repaso mensual a mis lecturas, que ha vuelto a cifras tirando a psicóticas. Especialmente, teniendo en cuenta que a estos dieciséis habría que añadir unos cuantos que he leído por correcciones (mías y de otros) y como lectora cero. He pasado de veinte en total, eso seguro. Por suerte, parece que septiembre ha querido premiar mi productividad con el mejor regalo que se nos puede hacer a quienes estamos locos por los libros. Dos lecturas de esas inolvidables, de las que llegan al alma y se quedan ahí a vivir. ¿Queréis descubrir cuáles son? Pues tendréis que leer todo el rollo anterior 🤣🤣
No siempre hace falta haber leído un montón de libros de un autor para que pase a formar parte de nuestros favoritos. Ya en esta misma sección os hablé, por ejemplo, de Hanya Yanagihara, que es una de mis autoras contemporáneas favoritas después de haber leído solo dos libros suyos (en realidad, solo con Tan poca vida ya lo había conseguido). Y la autora de la que voy a hablar hoy pertenece a ese mismo equipo. De Taylor Jenkins Reid he leído solo dos libros. Suficientes para saber que voy a querer leerme todo lo que publique forever and ever.
Me he pensado mucho si escribir o no esta entrada. Porque a algunas personas quizá les suene a pataleta, y ese no es mi estilo para nada. Llevo años y años preparando una entrada de blog titulada «La difícil relación de un escritor con las críticas» en la que una de las primeras cosas que digo, y que mantendré siempre, es que un lector que se ha gastado los dineros en una de nuestras novelas tiene todo el derecho a expresar su opinión sobre ella. Solo faltaría.
Se acaba octubre, a saber cómo, porque a mí aún me parece que tengo entre los dedos de los pies arena de la playa del verano. Pero el caso es que me ha vuelto una fiebre lectora de esas muy locas, porque he debido de leer unos veintitrés o veinticuatro libros este mes, entre los de puro placer (los que reseño aquí), las correcciones, mis propias autocorrecciones, lecturas cero... De verdad que si el Quijote se volvió loco por leer libros de caballerías, bastante estoy tardando yo en echar espuma por la boca y ver gigantes en los parques eólicos.
En fin, a lo que iba... Este mes ha habido un poco de todo, pero, como me suele pasar, ha prevalecido lo bueno sobre lo malo. Estoy dedicando estos últimos meses del año a dejar a cero mi lista de pendientes, sobre todo de esos libros que llevo años procrastinando... y no lo estoy haciendo mal. Os cuento por aquí lo que he leído y qué me ha parecido:
Qué ganas tenía de escribir esta entrada. El mes pasado, con todo el follón de la publicación de La petición de Olivia, me salté la entrada mensual sobre las escritoras de las que me leería la lista de la compra, pero... he vuelto. Y con una de las más grandes, al menos para mí: Jojo Moyes.
No tengo ni palabras para dar las gracias por la increíble acogida que le habéis dado a La petición de Olivia. Llevo ya unos pocos años en esto, los suficientes para pensar, con cada nueva publicación, que ya nada me hará ponerme nerviosa, nada me emocionará como lo hicieron algunas cosas al principio de mi carrera, nada me dolerá como las primeras decepciones.
Pero no es así. No lo es en absoluto. Más bien diría que ocurre lo contrario. Que con cada publicación se van adquiriendo experiencias que magnifican las siguientes. Ya os conté hace unas semanas que, para mí, La petición de Olivia fue una novela casi terapéutica. Me habría compensado escribirla incluso aunque no la llegase a publicar. Pero lo que ha venido después del 19 de septiembre... ha sido el broche de oro a una maravillosa experiencia que es la auténtica gasolina para seguir a tope con nuevos proyectos.
En los últimos tiempos, las cifras de mis lecturas mensuales daban un poco de vértigo, con picos tan locos como los veinte libros que leí en julio. Así, he acabado perdiendo perspectiva y considerando que este mes de septiembre, en el que he leído seis libros, ha sido escasísimo. Aunque en realidad he leído mucho más. La razón de que la de este mes no sea una lista kilométrica como las habituales es que he tenido mucho (muchísimo) trabajo de corrección y he estado enfrascada en manuscritos ajenos. Dicho esto, ahí va mi opinión sobre las seis novelas que he leído en septiembre, que han sido muy MUY buenas:
Agosto ha sido un mes raro en cuanto a lecturas. Me vi a principios de mes con tal aluvión de libros en los dos ereaders que tengo (consecuencias de tener ahora mismo Nubico y Unlimited a la vez) que decidí que tenía que ir leyéndolos antes de seguir cogiendo otros compulsivamente. Y le eché mano a novelas que llevaba tiempo queriendo leer, que prometían mucho... y que no me han hecho disfrutar tanto como esperaba.
Por suerte, como ya he comentado alguna vez, desde hace algún tiempo selecciono con mucho mimo lo que leo, así que el balance sigue siendo positivo. De hecho, ha habido dos o tres libros que habrían hecho que el mes hubiera sido excelente aunque todo lo demás fuera un horror (que no lo ha sido). No me enrollo más. Por aquí os hablo de mis trece lecturas de este mes:
La entrada de hoy será breve. En primer lugar, porque se la dedico a una autora que solo tiene dos libros publicados. Pero, sobre todo, porque no me gustaría que leer mi blog os robara ni un solo minuto que podríais estar dedicando a leer cualquiera de esas dos maravillas. Dicho esto, vamos allá, a adentrarnos en el mundo de Hanya Yanagihara, la que es, para mí, quizá la mejor voz de la narrativa norteamericana contemporánea... y eso es mucho decir.
Una de las preguntas que más a menudo me hacen es «¿Cuál es tu libro favorito?». Y no os podéis imaginar lo difícil que me resulta dar una respuesta. Por varias razones. La primera, que creo que cada libro tiene su momento y novelas que me alucinaron hace años... sé que hoy en día no me gustarían. La segunda, porque, como ya he contado alguna vez, tengo una memoria de mierda para lo que leo (para escribir este post he mirado en GoodReads mi lista de lecturas y juro que había cosas con cinco estrellas que ni me sonaba haber leído). Y la tercera, porque hay una diferencia muy clara para mí entre un buen libro y un «libro que me llevaría a una isla desierta». Estaría muy bien ponerme las gafas de cultureta por aquí, pero si caigo en una isla del Caribe con la Metamorfosisde Kafka lo mismo me pongo debajo de un cocotero, a ver si hay suerte, cae uno y me mata.
Leer veinte libros en un mes es síntoma de no estar muy bien de la cabeza, de ahí el título de este post. Pero en julio se me han alineado los planetas de manera que esto ha sido posible: algo más de tiempo libre, una oferta de Kindle Unlimited gratis (sí, los próximos meses combinaré el Unlimited con Nubico) y, sobre todo, muchas historias de esas que duran un suspiro porque no puedes dejar de leer. ¿Resultado? Veinte libros leídos en treinta y un días. Estos 👇
Lo confieso: me encanta esta sección del blog. Lo gozo escribiéndola. Y lo hago para compartir estos novelones con vosotros, pero también para organizarme yo en mi cabeza quiénes son esos autores que siempre me enamoran con sus libros y para saber cuántos he leído y cuántos tengo pendientes. Así soy yo: neurótica de la organización hasta para eso.
Hace unas semanas, se cumplieron cuatro años de la publicación de Pecado, penitencia y expiación, mi primera novela. Fue el 24 de junio y ese día me salió hacer una reflexión en Instagram (esta), no señalando cuánto ha cambiado mi vida desde aquel principio de verano de 2015 (que ha sido mucho), sino celebrando lo que sigue intacto: la ilusión, las ganas, la emoción de sentarme delante del portátil y perderme en mundos ficticios que llego a sentir como muy reales cuando estoy en ellos. La necesidad de escribir, que se convierte por momentos en adicción.
Junio ha sido un mes menos productivo en cuanto a lecturas que los anteriores (casi casi lo celebro). En realidad, he leído más o menos lo mismo que siempre, pero muchas de esas horas de lectura se la han llevado trabajos de corrección, así que... he tenido menos tiempo para historias ya publicadas. Han sido diez libros, algunos realmente raros, pero diría que muy buenos en general. Uno de ellos... extraordinario. De los destinados a quedarse para siempre en el top de mis novelas favoritas de toda mi vida. Vamos allá con el repaso:
Sigo con la serie de entradas dedicadas a mis autores contemporáneos favoritos, con el que creo que será el único escritor (en masculino) que se colará en el top. Y aunque hay algunas autoras sobre las que estoy deseando escribir, tengo sobre la mesilla algunos libros de ellas y prefiero leerlas para escribir sus entradas correspondientes con un poco más de fundamento. Así que le toca el turno a David Nicholls, porque de él sí me he leído todo lo que está disponible en castellano. Y tengo mucho que contar sobre él.
Ha llegado el momento. El glorioso momento de escribir la palabra «Fin» a nuestro manuscrito. A nuestra primera novela. La ilusión dura un rato (un muy buen rato), pero enseguida llegan las dudas... ¿Y ahora qué hago?
Si me he decidido a escribir esta entrada es porque puede que esa sea la pregunta que más veces me han hecho las personas que se ponen en contacto conmigo para contratar alguno de los servicios de asesoría literaria. «Estoy terminando / Acabo de terminar un manuscrito y no sé muy bien por dónde seguir a partir de ahora». Y es normal. Yo tuve mucha suerte de estar bien asesorada cuando escribí mi primera novela y después he ido aprendiendo mucho con la experiencia, pero hoy voy a meterme en la piel de alguien novato, de alguien que tiene mucha ilusión pero está algo perdido.
Nos despedimos hoy del mes de mayo y yo lo hago con mi habitual repaso a las lecturas del mes. Este ha sido un mes eterno para mí, en el que me ha pasado un poco de todo, casi nada bueno, excepto unas vacaciones maravillosas que ojalá hubieran durado eternamente. Y como el estado de ánimo me influye (a lo bestia) en los hábitos lectores... la mayoría de lo que he leído este mes ha sido muy intenso. He intentado leer cositas más light para descongestionar un poco, pero... solo lo he conseguido con una o dos. Por aquí os cuento lo que me han parecido las elegidas:
Llevaba tiempo queriendo empezar con esto, con entradas dedicadas a mis escritoras favoritas contemporáneas, recopilando qué libros tienen publicados, cuáles he leído, cuáles tengo en pendientes y, por qué no, cuáles no me han gustado nada (que a veces pasa). No digo con esto que sean las mejores autoras del mundo, ni que me vaya a acordar de todas ni que tengan que gustarle a todo el mundo. He dejado fuera a las autoras españolas (al menos de momento) y también a los clásicos, que si no no acabamos nunca. Y sí, hablo de autoras en femenino porque son enooooorme mayoría. Se colará algún autor por el medio, pero seguro que no le importa el femenino genérico 😉. Intentaré hacer una entrada al mes hasta que hable de todas ellas, a ver si es verdad y lo cumplo. Vamos allá.
Hoy toca jueves de confesiones. Cada vez que hago una ronda de estas de preguntitas en Instagram, mucha gente me pregunta por costumbres como lectora, cuántos libros leo al año, de qué géneros, si leo más en papel o en digital... Así que hoy he decidido recopilar todas mis taritas lectoras y confesarlas por aquí. Para que quede claro algo que seguramente ya sabréis: que no estoy bien de lo mío y que la culpa de todo la tienen los libros.
Un mes más se va (en serio, ¿cómo nos hemos plantado en mayo si ayer era Nochebuena?) y... toca repaso de lecturas. En abril he vuelto a leer mucho (¿se habrá convertido ya en una dinámica esto?) y a pegarle un buen mordisco a la carpeta de libros pendientes de GoodReads. Ni confirmo ni desmiento que esté obsesionada con que baje el número. Y por esa razón también se me ha ido de las manos el gasto, porque tenía muchas cosas pendientes que me apetecían, pero... ¡hasta aquí! En los próximos meses, solo leeré lo que tengo ya comprado en papel (que, desde que abrieron el ReRead en Coruña... imaginaos) y lo que encuentre en Nubico. ¿Os lo habéis creído? No, yo tampoco. Vamos allá con el repaso, que este mes he leído cosas tan variadas que estoy segura de que hay recomendaciones para todos los gustos:
Como ya casi todos sabéis, además de dedicarme a escribir, también trabajo como correctora. De hecho, he trabajado bastante más como correctora que como escritora a lo largo de mi vida. Exclusivamente en correcciones literarias, los últimos tres años y medio. Y llevo más o menos esos tres años y medio deseando escribir esta entrada. Una recopilación de truquitos fáciles de entender para mejorar nuestra forma de escribir (y facilitar la corrección).
Que levante la mano el valiente que no tenga un montón enorme de libros pendientes en su mesilla, su cuenta de GoodReads o, simplemente, en su cabeza. Yo soy una fanática usuaria de GoodReads, lo uso para clasificar, calificar y organizar todo lo que leo o quiero leer, pero... un día me va a costar una enfermedad, precisamente por esa maldita carpeta «to-read», que crece y crece, y yo me agobio y me agobio.
Así que a principios de marzo, con 62 libros en la carpeta de pendientes de GoodReads, tomé una decisión: este mes solo leería novelas de esa lista. Empecé por cargarme unos cuantos que tenía en casa o disponibles en Nubico y nunca había decidido meterles mano, así que... tanto no me apetecerían. Y luego me puse manos a la obra.
Lo confieso: me encanta escribir estas entradas sobre los secretos entre bambalinas de mis novelas. Hay muchas cosas que ocurren durante el proceso de creación de un libro que solo sabe su autor (en mi caso, también las pobres mártires de mis amigas escritoras que me aguantan a diario) y es maravilloso poder compartirlo con los lectores.
Sobre Imposible canción de amor tengo mucho que contaros. ¡Un montón! Siempre he dicho que es la novela más especial de mi vida, en la que más me impliqué emocionalmente, así que hay mucho que contar. Voy a hacerlo sin spoilers, solo con indirectas que (supongo) pillaréis quienes lo habéis leído, pero sin que le estropee la lectura a quien aún no lo haya hecho. De todos modos, leed con prudencia y bajo vuestra propia responsabilidad:
Hoy sale a la venta Imposible canción de amor, mi undécima novela. Yo hoy debería estar hecha una bola en un rincón, intentando tragarme los nervios del lanzamiento y mirando cada quince segundos las redes sociales para leer mensajes y ver el libro en manos de lectores, que es lo que más me gusta de este mundo.
Pero no. Estoy aquí, delante del portátil, echando la vista atrás y con un nudo de nervios y emoción en la garganta.
Febrero ha sido un mes de muchas lecturas de nuevo. En cantidad y en calidad. He leído un poco de todo: algo de romántica, algo de sentimental, un par de biografías y hasta un clasicazo de los que siempre merece la pena releer. Ha sido otro mes de esos en los que celebro la decisión que tomé hace algún tiempo de leer con mayor calidad y no cortarme lo más mínimo en abandonar si algo no me convence. Por aquí os dejo los títulos que han llenado mi mes lector:
Hay meses en que los días (y las noches) parecen no alcanzarme para todo, algún libro se me atasca y me quedo con solo unas pocas lecturas en mi haber. Y hay otros meses, como este enero con el que hemos inaugurado 2019, en que los libros parecen fluir (supongo que porque me han hecho disfrutar mucho). Y así me planto en doce libros leídos en un mes... a los que, si añadimos los que he leído para correcciones e informes de lectura (cinco este mes), dan una cifra un poco esquizofrénica. Os cuento por aquí lo que me han parecido mis lecturas de este mes: