«La magia estaba en su mirada», entre bambalinas (SIN spoilers)

Escrito por Abril Camino - 22 abril

«La magia estaba en su mirada», entre bambalinas (SIN spoilers)

Escribir las curiosidades del proceso de creación de un libro en estas entradas que llamo «entre bambalinas» se ha convertido en uno de mis momentos favoritos de las semanas posteriores a la publicación. Y pocas veces he tenido tanto que contar como con La magia estaba en su mirada.

1. Este ha sido el proceso creativo más extraño de mi carrera. Todo empezó con una realidad que me ha perseguido durante los seis años que llevo escribiendo: se me ocurren más ideas de las que tengo tiempo para escribir. Por supuesto, de todas las ideas que se me ocurren, muchas acaban quedando descartadas. Pero había unas cuantas que me perseguían desde hace cinco o seis años: me gustaban tanto que no quería olvidarme de ellas, pero no encontraba tiempo para escribirlas. Así que un día, allá por finales de 2018, me dije... ¿Y por qué no las escribo en formato más corto que una novela normal?

El plan era escribirlas entre proyectos más largos o durante las fases de corrección o planificación de otras historias. Me serviría para descongestionar y para sacarme el mono de escribir cuando por motivos de agenda no pudiera hacerlo con historias más largas. Pensaba publicarlas en este blog o, incluso, si lograba reunir varias, podría acabar sacando un libro recopilatorio. Así, con esa idea en mente, escribí cinco de las novelas: Todos los martes a las cinco, Las cinco normas de Belén, Lo que perdí, lo que gané, ¿Y si es algo más? y otra que al final no ha formado parte del libro final (y de la que os hablaré en un momentito). Todo iba bien. Era el proyecto menos estresante de mi vida. ¿Cuánto tardaría en torcerse?

La magia estaba en su mirada


2. Pues se torció (en el sentido de dejar de ser el proyecto menos estresante de mi vida) el fin de semana de hace año y medio, más o menos, en que vi Modern Love. Esa serie fue una fuente de inspiración fundamental en este proyecto, pero reconozco que ha habido momentos en que maldije haberla visto. Porque la idea que me dio... fue entrelazar los relatos. Originalmente, estas once historias eran completamente independientes. Ni siquiera se desarrollaban todas en Madrid. Ningún personaje de ellas se conocía entre sí. De hecho, las cinco que estaban escritas las tenía más que cerradas porque, como imaginaréis, la corrección de textos de diez o doce mil palabras es un proceso bastante sencillo comparado con lo que supone la corrección de una novela larga; y los que me faltaban por escribir eran solo cuestión de tiempo, porque lo mismo ocurre con la planificación.

Entonces fue cuando decidí complicarme la vida. Se me metió en la cabeza que los personajes de las once novelas estuvieran relacionados entre sí y... ya no hubo manera de que la idea se fuera de ahí. Esto fue a principios de 2020 y lo que era el plan menos estresante de mi vida se complicó bastante. Entrelazar todas las historias, adaptar las que ya tenía escritas a una línea temporal en la que todo cuadrara, planificar las que me quedaban por escribir para que encajaran... ya era un trabajo de cierta magnitud y me faltaba tiempo. En 2020 estuve muy productiva, con proyectos que requerían mucho trabajo, y esta idea tuvo que quedar aparcada unos ocho o nueve meses.

El otoño pasado, después de acabar de escribir #Proyecto_Isla, decidí retomar este #Proyecto_Magia. Ahí aún no había llegado el estrés real porque no esperaba publicarlo hasta 2022, como mínimo. Pero hubo algunos giros de guion inesperados en mi calendario de publicaciones (que tocará contar en alguna futura entrada de bambalinas, cuando llegue el momento) y me encontré con que La magia estaba en su mirada sería mi primera publicación de 2021. Tocaba acelerar procesos y fue bastante estresante, sobre todo en lo referente a la corrección, las relecturas y todos esos procesos que vienen después de escribir la palabra «Fin». Con los meses de febrero y marzo que he pasado por culpa de esto, solo puedo celebrar haber sobrevivido.


La magia estaba en su mirada


3. No todo iba a ser estrés en el proceso de publicación; también hubo buenas noticias. Una de mis pesadillas recurrentes cuando publico un libro es no dar con un título que me convenza. En mi caso suele haber solo dos opciones: o lo tengo claro desde el comienzo y me encanta o me paso meses dándoles vueltas a diferentes opciones, ninguna de las cuales acaba de convencerme. La magia estaba en su mirada se tituló Todos los martes a las cinco (y otras historias de amor y vida) durante esos primeros meses/años en que todo era muy sencillo. No era el título de mi vida, simplemente el de la primera de esas novelas, pero me gustaba y no me planteaba cambiarlo. Hasta que se me ocurrió la trama de la última novela y... todo encajó. Si lo habéis leído, lo entenderéis. Si no..., os dejo con el misterio.

4. El título fue fácil, sí, pero la portada... Ay, qué drama tuve con la portada. En realidad, encontrarla también fue fácil. Demasiado fácil, quizá. Tenía claro que quería una ilustración de estilo acuarela y, después de una ardua búsqueda en el banco de imágenes que suelo utilizar, encontré una perfecta. Que a mí me parecía perfecta, al menos. Monté la cubierta cuando aún llevaba poco menos de la mitad de las historias escritas... y me olvidé del asunto.

En cuanto decidí que el 15 de abril sería la fecha elegida para la publicación, decidí presentar la portada. Iba a hacerlo un miércoles de febrero, tenía incluso escrito el texto para redes. Aquella no fue una semana muy buena: tenía a mi perro enfermo y nos pasábamos la mitad de los días en el veterinario entre pruebas y consultas. En una de esas visitas a la clínica, no pude entrar a consulta por las restricciones del covid y me quedé en la sala de espera distrayéndome con el móvil. Abrí la app de Instagram para cotillear un poco qué pasaba en el mundo y... allí me encontré mi portada. Que no era la mía, en realidad, sino la misma ilustración en la portada de otra autora; de una, además, a la que sigo en redes y con la que comparto más o menos público. ¿Lo confieso todo? Lloré. Tuve que salirme de la clínica veterinaria porque todo el agobio que en aquel momento tenía entre que mi perro estaba malito y que un par de novelas se me atascaron al escribirlas se me desbordó en aquel momento y no cancelé la idea de publicarla de milagro.

Por suerte, tengo unas amigas que no me merezco. Cuando vieron el panorama de mi más que posible crisis emocional con el asunto, se pusieron manos a la obra a buscar nuevas imágenes y dieron con la que ha acabado siendo la definitiva. Todas coincidieron en que era mucho más bonita que la original, pero... mi cerebro se había quedado calado en aquella primera versión y tardé un poco más de tiempo en que me gustara tanto como lo hace ahora.

La magia estaba en su mirada


5. Las circunstancias de este proceso creativo algo extraño han hecho que, por primera vez en años, me viera algo apurada a la hora de publicar. Por eso, y porque sabía que la mayoría estaban agobiadas con otras cosas, no pasé el manuscrito a mis lectoras cero, como suelo hacer. Sabía que solo una de ellas tendría tiempo para leerla y comentarla en los tiempos en que yo me manejaba, así que fue mi única lectora cero esta vez. Antes de que la publicara, acabó leyéndola también Alejandra Beneyto (y me dio tiempo a corregir un par de erratas que me cazó al vuelo), pero ha sido una experiencia algo extraña eso de no haber comentado el libro con seis o siete personas, como suelo hacer.

6. Decía antes que hubo durante un tiempo una 12ª historia que no ha formado parte de la versión final del libro. Y aquí es cuando os cuento uno de los grandes quebraderos de cabeza que he tenido con este libro. En cada relectura, en todas y cada una de las (muchas) relecturas que he hecho, he sentido la tentación de sacar de la recopilación dos de las novelas. La primera razón era que sus conflictos eran algo más complejos que los del resto de historias y me pedían una novela más larga. La segunda razón era que me encantaban. Todas las novelas cortas de La magia estaba en su mirada me gustan, pero esas dos... Esas dos me rechiflaban.

Una noche de principios de febrero, durante una de las relecturas parciales que hice cuando llevaba más o menos el 75% del libro escrito, enloquecí. No hay otra forma de decirlo. Coincidió que también en ese momento estaba leyendo la que ha sido mi novela favorita del año hasta la fecha y que el conflicto de esa novela se parecía en cierto modo al de una de las historias que yo dudaba si sacar o no de La magia estaba en su mirada. Me quedé toda la noche insomne, dando vueltas a qué hacer, y a las cinco de la mañana acabé hablando durante dos horas con una amiga para que ella me diera el empujoncito a una decisión que, en realidad, yo ya había tomado

Y así fue como la historia número 3 del manuscrito original desapareció de la versión final (con el consiguiente trabajo titánico de eliminar todo rastro de sus personajes de las otras historias) y... se convertirá en una novela larga. En el momento de escribir esta entrada estoy casi rematando su fase de planificación y espero que, si todo va bien, se publique algún día. La llamo, de momento, #Proyecto_Antípodas. Os mantendré informados sobre él.


Por aquí os dejo un adelanto de inspiración de esa novela que está por venir

7. Quizá os preguntéis cuál es la otra historia que me hizo dudar si convertirla en proyecto aparte o no. Y eso enlaza con la pregunta que me han hecho varias veces en estos últimos días: ¿cuál es tu novela favorita de las once? La respuesta la tengo clara: La felicidad eras tú, la historia número 6, la de Greta y Alejandro. Por alguna razón, su trama me atrapó desde el primer momento y disfruté tantísimo escribiéndola que lo hice en solo dos días, dos verdaderos atracones de escritura, porque además es una de las más largas.

Dudé mucho sobre si sacarla del libro final y escribirla en el futuro como novela larga, como os decía. Si no lo hice, fue porque tuve miedo a no tener tiempo para ella en el futuro y porque, llegado el punto en que me lo planteé, era ya casi imposible eliminar el rastro de sus personajes del resto de historias. De todos modos, no descarto retomar ese conflicto en el futuro; escribirlo dentro de unos años, quizá con otros personajes o quizá con los mismos, si el veneno de contar esa historia sigue picándome dentro.

8. Ya os he dicho cuál es mi historia favorita de las once, pero... no puedo olvidarme de Mateo. La felicidad eras tú puede ser la novela que más me gusta de la recopilación, pero la más especial es Las cinco normas de Belén. La historia de Mateo. Nunca suele gustarme retomar proyectos antiguos. No es, en realidad, una cuestión de que me guste o no, sino de que mi cerebro, cuando cierra un proyecto, lo cierra a cal y canto y no podría escribir un spin off, una secuela o lo que sea aunque quisiera. 

Pero, de alguna manera, supongo que nunca he cerrado del todo El ayer, nosotros y un mañana imposible. He contado mil veces que es mi historia favorita de todo lo que he escrito en mi vida y, cuando hace aproximadamente un año estaba a punto de publicarla, decidí que tenía que escribir algo sobre Mateo. Algo. Un relato corto para el blog, algo solo para mí... Lo que fuera. Fue durante la última lectura, ya sobre el libro impreso, de la novela que cuenta la historia de amor de sus padres. En medio de esa locura que son los días previos a la publicación, abrí un archivo en blanco y... cuarenta y ocho horas después había escrito 13.000 palabras. Se lo pasé a Andrea Longarela, me dio el visto bueno y se me ocurrió que podía pasar a formar parte de la recopilación que tenía en mente y... así hemos llegado hasta aquí.


9. No todas las historias las he escrito tan rápido como estas dos que os he contado. De hecho, esas dos (La felicidad eras tú y Las cinco normas de Belén) las escribí en dos días, pero la mayor parte de las historias me han llevado aproximadamente una semana. Algunas, un poco más. En este libro, más que en ningún otro, se ha cumplido la máxima de que lo que más me gusta lo he escrito volando... y lo que menos se me atascó y tardé demasiados días en sacarlo adelante.

10. Y acabo con una última confesión. Cuando una historia se me mete en la cabeza, antes de empezar a teclear, en lo que yo llamo la «fase de convivencia» con la idea... soy una esponja de inspiración. Todo lo que veo, escucho, vivo o hasta huelo se convierte en material susceptible de acabar convertido en parte de la novela. Cuando en julio de 2019 me fui con dos buenas amigas escritoras a Madrid al concierto de Bon Jovi, estaba en esa fase con estas historias que por entonces aún eran ideas independientes. Nos alojamos en un apartamento en la parte baja de Chamberí, muy cerca de la glorieta de Bilbao, y enfrente del edificio había un café-bar así como antiguo y cutre que... ya os imagináis, ¿no? De repente, los vi a todos allí dentro. ¿Por qué? Solo puedo responder lo dicho anteriormente: que absorbo todo lo que me pasa por delante de la cara cuando estoy inspirada.


No era tan cool como este, pero... en Pinterest siempre todo queda mejor

Y esto es todo por hoy. Os recuerdo que podéis encontrar el libro en sus tres formatos (ebook, tapa dura o tapa blanda) pinchando aquí.

Como siempre, muchas gracias por leerme y por convertir cada nueva publicación en una aventura llena de satisfacciones y alegría.

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