9 historias de amor por las que merece la pena celebrar San Valentín leyendo

Escrito por Abril Camino - 14 febrero

9 historias de amor por las que merece la pena celebrar San Valentín leyendo


No es que sea yo muy de celebrar San Valentín. Ni muy romántica, en general, al menos según lo que el imaginario colectivo cree que es eso. Y aquí estoy, sin embargo, ganándome la vida como escritora de romántica y recomendando historias de amor para celebrar San Valentín. ¿Quién dijo incoherencia?

Me he pasado una semana revisando mis listados de lecturas favoritas, esas dos baldas de la librería en las que guardo los libros que siempre llevaré conmigo... y ha habido nueve novelas que han destacado por encima de todas las demás. Historias de amor no siempre dulces, con aristas, con errores, con altibajos, como suelen gustarme a mí, sobre el papel y también en la vida real. Ahora mismo podría coger cualquiera de ellas y releérmela del tirón, de tanto como me gustaron en su momento. Son estas:


Siempre el mismo día, de David Nichols

Una estructura original (solo vemos un día al año en las vidas de sus protagonistas) y dos personajes absolutamente inolvidables, Emma y Dexter, son los dos ingredientes que hacen de esta una de mis historias de amor favoritas en lo literario y también en la pantalla (la adaptación cinematográfica me encanta... y eso no es habitual). David Nichols es uno de mis autores favoritos... y en gran parte es por esta novela.

Siempre el mismo día


Siempre el mismo día no es solo una historia de amor, también lo es de amistad. Quizá lo es más de amistad que de amor, de hecho. Es la historia de dos personas que se conocen en la universidad y se pasan las dos siguientes décadas en puntos muy alejados de sus vidas... o a veces no tan alejados. Hay una frase de esa novela que siempre me estremece, por el momento en que llega y lo que significa:

Te quiero, Dexter. Mucho. Pero has dejado de gustarme.


Por siempre, ¿felices?, de Taylor Jenkins Reid

He leído todo lo que ha publicado Taylor Jenkins Reid y podría haber metido en este listado varias de sus novelas, pero... Por siempre, ¿felices? será siempre muy especial para mí. Quizá porque es de lo primero que leí o porque tiene la capacidad maravillosa de convertir lo cotidiano en deslumbrante. Y es que esta novela cuenta una historia que podría pasarnos a cualquiera, que nos ha pasado quizá a muchos de quienes la leemos. Un matrimonio en crisis y la duda de si la mejor decisión es quedarse o decir adiós.

Por siempre, ¿felices?


No recuerdo los nombres de los protagonistas, ninguna frase de la novela que me marcara ni algunos de los detalles de la trama. Pero sí recuerdo dos cosas: que me enganchó tanto que me la leí del tirón en una noche y que me generó una empatía como pocas veces me ha ocurrido (esa sensación de «Dios mío, yo he sentido exactamente eso en un momento de mi vida y no habría sabido expresarlo tan bien»). Si, como a mí, os gustan las historias cotidianas, sin grandes sobresaltos, esta es vuestra novela.


Yo antes de ti, de Jojo Moyes

Poco puedo decir aquí de Yo antes de ti (y de Jojo en general) que no se haya dicho ya. Para mí, es una de las novelas más redondas que he leído nunca; lo tiene todo: unos personajes inolvidables (los dos protagonistas, sin duda, pero también los diferentes secundarios), una trama de las que te mantienen atrapada a sus páginas, un dilema de esos de «lo entiendo a él, pero también la entiendo a ella, y tengo un cacao interno terrible», ambientación, estructura, narrador... y, por supuesto, el estilo perfecto para contarlo todo.

Yo antes de ti


Yo antes de ti es otra de esas (pocas) novelas que me leí del tirón cuando cayó en mis manos. Pero no solo eso: me provocó tal resaca literaria, me levanté a la mañana siguiente con tal sensación de que necesitaba más de ellos... que volví a empezarla y me la leí de nuevo del tirón. Vamos, que la leí dos veces en unas quince horas, con solo un par de horas de sueño de por medio. Eso fue Yo antes de ti para mí, un disparo al corazón que no esperaba. Os dejo por aquí mi frase favorita de la novela, por todo lo que representa y lo paradójica que es (y que jamás perdonaré que obviaran en la peli):

—Han sido los mejores seis meses de toda mi vida.

—Qué extraño: también los míos, Clark.

 

La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero

La ridícula idea de no volver a verte no es una novela romántica y es muchas más cosas aparte de una historia de amor. Pero... joder, qué historia de amor tan increíble es. Un tratado sobre el duelo que es, en realidad, una enorme declaración de la autora a su marido fallecido. Una obra magistralmente escrita, con el trasfondo de la biografía de Marie Curie, que entrelaza las ideas, las reflexiones y las vivencias hasta que consiguen colársenos dentro de una manera que parece imposible de conseguir sin haberlo vivido.

La ridícula idea de no volver a verte


No suelo subrayar los libros que leo ni apuntar frases, cosa de la que siempre acabo arrepintiéndome. En La ridícula idea de no volver a verte lo hice, pero luego se me formateó el Kindle y perdí esos subrayados, así que tengo ya en mente una relectura en papel para volver a encontrarme con algunas reflexiones que se quedarán para siempre conmigo. Como esta, que sí he conseguido rescatar porque la tenía apuntada en otro lugar:

Hablo de ese dolor que es tan grande que ni siquiera parece que te nazca de dentro, sino que es como si hubieras sido sepultada por un alud. Y así estás. Tan enterrada bajo esas pedregosas toneladas de pena que no puedes ni hablar.


Memoria de unos ojos pintados, de Lluís Llach

Memoria de unos ojos pintados llegó a mí de una forma completamente circunstancial. Buscaba novelas ambientadas en la Barcelona de la Guerra Civil y alguien (a quien nunca se lo agradeceré lo suficiente) me la recomendó. Y me enamoré. Ni siquiera me sirvió para demasiado del cometido inicial por el que la leía, solo para disfrutar y sufrir como pocas veces en mi vida he hecho con un libro entre las manos.

Memoria de unos ojos pintados


Lluís Llach se atreve con la historia de dos hombres que se enamoran en la peor época posible para hacerlo. Y no cuento más de lo que ocurre en su trama porque espero con estas líneas convenceros para que la leáis y os sobresaltéis en cada página, sintáis en cada página, de la manera en que yo lo hice.


El último baile, de Marisa Sicilia

La historia de amor de Andreas y Lilian es diferente... y por eso me gusta. Bueno, me gusta fundamentalmente porque la escribió Marisa Sicilia, que tiene, para mí, una de las mejores plumas de la novela romántica española. El último baile nos teletransporta a la Europa de los años veinte y treinta, desde Viena a Berlín, de la década dulce de la despreocupación al terror de los totalitarismos de la siguiente. Y nos muestra un amor diferente, como decía; ni idealizado ni edulcorado, sino real, imperfecto, doloroso por momentos.

El último baile


Si tuviera que elegir, quizá los momentos más bajos que viven Andreas y Lilian son mis favoritos de la novela, los que lo convierten en lo que son, y que hace que ese reencuentro unos cuantos años después, con el que empieza la novela, sea el de dos personas que lo han vivido todo y continúan eligiéndose. Una auténtica delicia.


Lo que Alice olvidó, de Liane Moriarty

Liane Moriarty es una de mis autoras contemporáneas favoritas, aunque no clasificaría (casi) ninguna de sus novelas como una historia de amor, en realidad. Pero algo hay. Algo titulado Lo que Alice olvidó que es la historia de una de esas relaciones que, como decía al principio, suelen ser las que más me gustan: larga, imperfecta, llena de altibajos. Y por eso la he incluido en este listado, porque de alguna manera me llegó muy adentro a pesar de que no es para nada una novela romántica.

Lo que Alice olvidó


En Lo que Alice olvidó, su protagonista, Alice, pierde la memoria de los últimos diez años de su vida. Lo último que recuerda es estar locamente enamorada de su marido, embarazada y llena de planes de futuro. Pero diez años después... su vida es muy diferente. Y sobre todo lo es su relación. A través de toda la novela, vamos conociendo a los Alice y Nick que fueron, a los Alice y Nick que son ahora y todo lo que ha ocurrido en medio. Una historia original y diferente que a mí me maravilló.


El chico que dibujaba constelaciones, de Alice Kellen

Y si hablo de relaciones largas y de cuánto me gustan... cómo no hablar de Gabriel y Valentina. El chico que dibujaba constelaciones es la historia de un amor que dura décadas, que empieza en los años más oscuros de la dictadura y va abriéndose camino y evolucionando al mismo ritmo que la historia reciente de España. Gabriel y Valentina no son perfectos, ni juntos ni por separado, y eso es justo lo que enamora de ellos: que su historia podría ser la de nuestros padres, la de nuestros abuelos... y en lo importante, en lo esencial, también la de cualquiera de nosotros, aunque los tiempos hayan cambiado.

El chico que dibujaba constelaciones


Tuve la suerte de ser lectora cero de El chico que dibujaba constelaciones hace muchos años. Lo leí varias veces entonces y, ahora que vuelve a estar de actualidad porque Planeta lo ha reeditado en una preciosa edición en tapa dura, va siendo ya hora de una relectura que me haga reencontrarme con una historia de esas que no se olvidan nunca.


Donde termina el arco iris, de Cecelia Ahern

Y termino el listado, cómo no, con otra de mis autoras favoritas. Estaba claro que en esta recopilación estarían casi todas ellas. Donde termina el arco iris es mi novela favorita de Cecelia Ahern, una historia epistolar, en algunos sentidos parecida a Siempre el mismo día, ya que sigue los pasos a lo largo de muchos años de dos amigos, que a ratos solo son eso... y a ratos son algo más. El formato de la novela es epistolar, a través de diferentes canales de comunicación entre Rosie y Alex, que nos permiten echar una mirada indiscreta a esos sentimientos tan bonitos que comparten.

Donde termina el arco iris



Y hasta aquí mi recopilación de las nueve historias de amor que podrían resultar una manera perfecta de celebrar un San Valentín en el que las cenas románticas y las fiestas llenas de corazones están descartadas. ¿Qué opináis? ¿Coincidimos en gustos? Muchas gracias por leerme y muy feliz día de San Valentín para todos.


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