Unas cuantas cuestiones sobre la novela romántica LGTB (y un adelanto de mi próximo proyecto literario)

Escrito por Abril Camino - 16 febrero


Me muero de ganas de contaros un montón de secretos sobre la Saga Destino. De hecho, tengo a medio escribir unas cuantas entradas sobre la historia detrás de la historia de esas dos novelas, Viajando hacia mi destino y Decidiendo mi destino. Pero vivo con pánico a desvelarle a alguien un spoiler, así que esperaré, al menos, a que esté publicado el segundo libro. A partir de ahí, os vais a hartar de escuchar anécdotas sobre la saga 😏. Mientras tanto, os voy a hablar de un tema que me trae completamente loca en los últimos tiempos: la literatura LGTB, gay, homoerótica o como le queráis llamar (que de eso, de la denominación, también os hablaré hoy).


Venga, empezamos por una confesión: mi próxima novela romántica está protagonizada por dos hombres. ¡Hala! ¡Ya lo he dicho! Sin paliativos. Que no se vaya a pensar alguien que sé guardar secretos o que soy de esas personas que creen que hablar de un proyecto hasta que no esté cerrado da mala suerte.

El primer problema que me encontré a la hora de escribir una novela romántica con dos protagonistas del mismo sexo fue saber cómo llamarla. No hablo del título (ese no lo desvelaré por el momento) sino del género. En español, suele llamarse novela romántica homoerótica. ¿La verdad? Me horroriza esa denominación. O sea, me horroriza si la novela no es erótica. Por lo que he podido observar por ahí, se asume que si los protagonistas son gays*, la novela tiene que ser erótica. Pues no. De hecho, me parece lamentable presuponer que esa es la única opción. En el mundo editorial anglosajón, se llama a estas novelas M/M (de male/male), lo cual me gusta mucho más, aunque sé que si uso esa expresión aquí (o su equivalente, H/H, o algo así) no me iba a entender nadie.


Novela romántica LGTB

Mi opinión es que las novelas románticas protagonizadas por dos hombres (o por dos mujeres) no deberían constituir un género por sí mismas. Si me seguís por aquí de vez en cuanto, sabréis que ya no soy muy fan de las etiquetas y los géneros, pero entiendo que tengan que existir para delimitar un poco lo que leemos. El new adult tiene protagonistas jóvenes. La histórica se ambienta en una época pasada. La paranormal introduce elementos ajenos a la realidad. ¿Tenemos que especificar en cada una de ellas si los protagonistas son dos hombres, dos mujeres o un hombre y una mujer? ¿Tiene que constituir un género por sí mismo el hecho de que los protagonistas sean, por ejemplo, dos hombres? Entonces, ¿llamamos a todo el resto de obras «novela romántica heterosexual»? ¿O, peor aun, «heteroerótica»?

Que conste que no pretendo sentar cátedra sobre el asunto. Me considero aún muy novata en este ¿género? y también comprendo que alguna etiqueta tenemos que usar de vez en cuando. Yo lo he hecho en el título de este post, por ejemplo. Entre otras cosas, porque queda un poquito largo decir que mi próxima novela pertenece al género de la «novela romántica new adult con protagonistas homosexuales masculinos». Vamos, que no lo acabo de ver. Supongo que en esto, como en casi todo, cada uno tendrá su opinión.


Esta soy yo intentando aclararme con lo de la denominación del género

Escribir esta novela fue una idea que me cruzó la mente hace algunos meses. Siempre me ha gustado leer novelas LGTB (en serio, a partir de aquí, en este post, la llamaré así, ¿vale? ¡Vaya caos con la denominación!). Al final del post os recomendaré mis favoritas, de hecho. El caso es que me encontré algunas cosas que me gustaron mucho y MUCHAS cosas que me horrorizaron (de esto también os hablo ahora en breve). Y mi cerebro es un jodido prepotente que, cuando lee mucho malo de un género, piensa «inténtalo tú, que quizá te salga algo mejor». Y me puse al tema.

La verdad es que llegó un momento del proceso de escritura, un momento muy muy temprano, casi al principio de todo, en que me olvidé de que los protagonistas eran dos chicos. A ver, no soy imbécil, claro que eran dos chicos, pero no sentí que ninguna dinámica entre ellos (más allá de lo obvio en la cama, vaya) fuera diferente a la que podría haber escrito en una pareja chico-chica. Y eso me gustó. Pero, a la vez, me hizo comerme un poco la cabeza a raíz de un debate que me sorprendió mucho.



¿Recordáis que hubo un tiempo en que yo subía vídeos a YouTube todas las semanas? Yo intento olvidarlo. En fin... allí reseñaba toda la romántica que leía, dividida en subgéneros. Y uno de ellos era la romántica homoerótica (sí, esto fue anterior a que llegara a las conclusiones anteriores sobre la denominación). En varios de ellos critiqué posturas que me parecían sexistas y misóginas (especialmente en autores americanos, donde hay tanto que asusta) y, en general, cosas que no me gustaban del género

En los comentarios de uno de los vídeos (este) se generó un debate con un autor, que me hizo considerar otra visión sobre las novelas protagonizadas por dos hombres. Básicamente, él defendía que las relaciones gays tienen unas dinámicas completamente diferentes a las heterosexuales, y que por ello no deberían ser tratadas de la misma manera. Que normalizarlas es lo contrario a visibilizarlas y es discriminatorio. La verdad es que no compro el argumento (aunque lo respeto, por descontado, y me hizo pensar mucho). No creo que las relaciones homosexuales sean diferentes a las heterosexuales. Creo que TODAS las relaciones son diferentes entre sí, tan diferentes como lo somos las personas. Si el amor y sus vericuetos no tuvieran tantos matices, no estaríamos aquí hablando de mil novelas diferentes cada día, ¿no?

En fin, anécdotas aparte, juro que creí que esta sería la última polémica que me encontraría por escribir novela LGTB. Pero no. Como algunos sabréis, este proyecto que está por venir no es mi primera incursión en la novela con protagonistas gays. Si habéis leído Sangre y tinta (SI NO LO HAS HECHO, EL RESTO DE ESTE PÁRRAFO Y EL SIGUIENTE SON UN SPOILER), sabrás que su spin off, Mi hogar serás tú, es un relato gay. Bueno, lo sabrás si tienes dos dedos de frente, cosa que, al parecer, no tiene todo el mundo.



Cuando publiqué Mi hogar serás tú, recibí tres mails que me preocuparon. Me preocuparon MUCHO. No como escritora, sino como habitante de este planeta, vaya. El primero de ellos me reprochaba que hubiera escrito y publicado como NORMAL una novela con estas características. Que quien lee romántica no busca eso. Que les gustan las historias de amor DE VERDAD. Y otras muchas lindezas que ni recuerdo porque borré el mail casi de inmediato por puro pánico a que le contagiara algún prejuicio a mi portátil. Los otros dos mails que recibí... creo que me preocuparon aun más. No eran tan hirientes, pero se mostraban sorprendidos de que la historia fuera gay. Venían a decir algo así como que esperaban que la historia de Matt fuera la de su conversión. A la novela romántica se le presupone un final feliz, así que... ¡Matt debía acabar con una chica! No sé si soy la única que pensaba que vivíamos en 2017, pero se ve que estaba equivocada.

En fin... como veréis, hay muchas cuestiones alrededor de la novela LGTB. Prejuicios, denominaciones, polémicas... Me da hasta un poco de vértigo meterme en el lío, pero ya sabéis que soy bastante kamikaze, así que no me voy a echar atrás. Seguramente la novela se venda mucho menos que si los protagonistas fueran un chico y una chica. Seguramente siga recibiendo algún mail que ponga en entredicho mi fe en la humanidad. Pero yo me metí en este mundo para escribir sobre historias de amor bonitas, sanas y realistas y eso... eso creo que lo he conseguido. En unos meses seréis vosotros quienes lo juzguéis (aún no sé siquiera si optaré por la vía editorial o por la autopublicación, así que no puedo dar fecha ni... ¡nada!).



Para terminar, lo prometido es deuda. Mis recomendaciones en literatura LGTB:
  • De lo poco bueno que he leído en novela romántica protagonizada por dos mujeres:

  • New adult del bueno, en especial Him (una de mis lecturas favoritas del año pasado). Solo disponibles en inglés, esperemos que por poco tiempo:

  • Una comedia romántica para morirse de risa, impecablemente escrita y, lo mejor de todo, escrita aquí y autopublicada (también la incluí en las lecturas que marcaron mi 2016):


  • Novela romántica contemporánea escrita y ambientada en España:



¿Habéis leído alguna? ¿Alguna recomendación más? Muchas gracias por estar aquí un jueves más. ¡Nos leemos!

*La R.A.E. dice que el plural de «gay» es «gais». No veáis qué caos vital he tenido con eso mientras escribía la novela. ¿Solo a mí me parece que «gais» es una palabra horrible? El caso es que, tanto en esta entrada como en la novela que he escrito, he decidido darle un patadita en el culo al diccionario y me he quedado con la fórmula inglesa gays. Licencias que se permite una de vez en cuando. Mi perdón por adelantado a los talibanes de la ortografía (entre los que me incluyo el 99,99% del tiempo).

PD: He dicho que no desvelaría el título de este próximo proyecto, pero también he dicho que no sé guardar secretos, así que... vamos con la solución intermedia de las siglas. TQCSFP. ¿Alguien se aventura a adivinarlo?

Actualización: mi novela Te quise como si fuera posible está disponible en Amazon desde el 21 de septiembre de 2017.

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