¿Qué es una novela romántica? (El final feliz y otras cuestiones polémicas)

Escrito por Abril Camino - 03 marzo


¡Hola a todos!

El post de hoy os lanza una pregunta: «¿qué es una novela romántica?» Y diréis vosotros: «Pues vaya chorrada, Abril, hija... Una novela romántica es una novela que habla del amor, ¿no?». Pues no. O sí. O yo qué sé. Ese es el tema.
Como ya he comentado tropecientas mil veces, que me hago muy pesadita a veces, hasta hace unos tres años yo no había leído nunca una novela romántica. O creía que no lo había hecho, vamos. Dependiendo de dónde marquemos los límites del género, podría responder una cosa u otra.


Características del género romántica

Una de las primeras cosas que aprendí cuando me metí en este fascinante mundo de la novela romántica, fue cuáles son las premisas del género. Es decir, qué tres características definen a este género:

  1. Que la trama principal de la novela sea una historia de amor.
  2. Que haya alguna escena erótica más o menos explícita.
  3. Que el final sea feliz.
(Todo esto, y un millón de cosas más, lo aprendí en el Taller de creación de una novela romántica que dirige Érika Gael. Que, por cierto, tiene la inscripción abierta para su próxima edición. Y que estáis locos si no os matriculáis. Y que lo de ahí arriba es un link).


La novela romántica y el final feliz

Vamos por partes. Creo que el punto número 1 nadie lo pone en duda, ¿no? Si el tema principal de una novela es el amor... novela romántica. Ni yo, que lo discuto todo, pongo esto en duda. Sobre el punto 2, las escenas más o menos eróticas, no acaba de haber consenso y me parece un tema que da demasiado de sí para comentarlo también hoy. Y el punto 3... el punto 3 es ya el acabose.

¿Conocéis algún género literario en el que la pertenencia o no de una novela a él dependa de si la historia acaba bien o mal? Algunos dirán que la novela negra, sobre la que algunas teorías defienden que debe cerrar la trama con el malo pagando sus culpas y los buenos comiendo perdices. Y sí, yo he leído muchíiiiiisima novela negra y ese era el final en el 99% de los casos. ¿Adivináis cuáles fueron algunas de mis favoritas? Pues sí, siempre cerré con mucho... respeto aquellas novelas en las que, al final, el asesino salía indemne de la situación. No es que me guste especialmente que el mal campe a sus anchas por el mundo, no; pero en esa novela que podría ser muy parecida a las demás de su género, encontré algo diferente


Novela negra

¿Aceptamos esto en romántica? Pues parece que no. En los últimos días, he hablado del tema con unas cuantas personas, de las que puedo decir, de entrada, que saben mucho más que yo de novela romántica. De esas conversaciones (sí, me rodean tres o cuatro taradas con las que tengo conversaciones jodidamente frikis), salió el debate sobre el famoso final feliz. La conclusión que sacamos todas fue clara: según los límites actuales del género, si no hay final feliz, no es una novela romántica. Ok, estoy de acuerdo. Eso es innegable. Pero... ¿me gustan esos límites del género? Lo tengo muy claro: NO.

Cuando acababa de publicar mi primera novela romántica y no sabía casi nada de este mundo, hice algunos actos promocionales para conseguir lectores (mi primera novela se llama Pecado, penitencia y expiación y eso que veis ahí, sí, lo habéis adivinado, es un link para comprarla; guiño-guiño). Uno de esos actos fue una presentación-sorteo de un par de ejemplares. Asesorada por personas que, como os decía antes, saben mucho más que yo sobre el género romántico, siempre he hablado de mi primera novela como una historia «a medio camino entre la novela romántica y la sentimental» (he repetido tantas veces esa descripción que ya creo que la odio). En el momento que dije eso, como un minuto antes de la presentación de la novela, una de las personas que organizaban el evento se giró hacia mí con cara de horror y me dijo «Pero acabará bien, ¿no? Es que, si no, preferimos no sortearla». Os juro que, aunque hoy entiendo (algo) mejor por dónde iban los tiros, en el momento me quedé flasheada. Pero, vamos a ver... yo he leído todos los clásicos, novela contemporánea de todos los géneros imaginables y también mucha novela de la (no sé si mal llamada) de piscina. Joder, y el Hola y la Cuore y lo que me echen. Y jamás, en toda mi vida, había decidido si leer una novela o no dependiendo del final. ¿No es precisamente uno de los alicientes de la ficción el no conocer lo que va a ocurrir?


¿No es el final feliz un tipo de spoiler?

Todos hemos estado alguna vez enganchados a una serie. Y, desde hace unos años, oímos por todas partes el concepto spoiler. Si partimos de la premisa de que una novela romántica TIENE QUE acabar bien, ¿no está spoileado todo lo que leemos? Cuando he discutido este tema con otras fans de la novela romántica, me he encontrado con frases de todo tipo. La más gore fue una chica que me dijo que «las mujeres ya tenemos demasiados problemas en el día a día. Cuando nos metemos en la cama con un libro, queremos que todo sea bonito». Nos ha jodío mayo con las flores. Pues con ese argumento, nos acabamos de cargar Madame Bovary, Romeo y Julieta, La vida es bella, a Murakami, Casablanca y las canciones de Álex Ubago (nadie nos va a culpar por esto último). ¿Que todo tiene que ser bonito? Pues entonces el mundo de la televisión le debe un montón de Emmys a Los Serrano por inventarse lo del sueño de Resines y hacer que todo sean piruletas de corazón y arcoíris de gominola.


¿Y si todo es un sueño de Resines?

Dicen que una lectora de romántica se sentirá defraudada si coge un libro y las cosas no acaban como deberían, léase, con pareja felizmente reunida y, a poder ser, epílogo con boda de blanco y dos críos (y sí, yo también he escrito este tipo de epílogos un par de veces). ¿No os habéis dado cuenta de que el grueso de las novelas románticas siguen un mismo esquema? Chica conoce a chico, chico y chica tontean, chico y chica están juntos, chico y chica pasan por una serie de avatares hasta que algo los separa, chico y chica no pueden vivir el uno sin el otro, chico y chica se reencuentran, chico y chica tienen un final feliz y procrean como conejos forever and ever. ¿¿Soy la única que se ha aburrido ya de eso?? De verdad, si el autor decide que al final cada uno siga su camino... ¿la lectora se va a sentir estafada? Qué queréis que os diga... a mí me parece una mayor falta de respeto a la lectora de romántica presuponerle una incapacidad para asumir ese pequeño dolor de que las cosas no acaben bien. Como tantas veces en la vida, por cierto.

Podría contaros que estos debates sobre las características del género nos surgen porque somos unas frikis de la teoría de la literatura (que no voy a decir que no lo seamos, por otra parte). Pero la verdad es que, al menos con cuatro escritoras (y, sin embargo, amigas), me surgió a raíz de la lectura de Yo antes de ti, de Jojo Moyes. Sin entrar en la calidad de la novela o en si gusta más o menos (a mí me encantó, por cierto), el debate se centró en si era o no una novela romántica. En todas las clasificaciones (o, al menos, en todas las que yo he visto), se la incluye dentro del género romántico. Y, si la habéis leído, sabréis que de las tres características de las que hablaba antes... más bien poquito. Ocurre lo mismo con casi toda la bibliografía de Nicholas Sparks (El diario de Noah, Querido John...). Sin ser mi autor favorito, ni de lejos, ¿sabéis lo que más me gusta de sus novelas? Que nunca tengo ni puta idea de cómo van a acabar. Pueden acabar de maravilla (incluso exageradamente de maravilla), como en El viaje más largo o pueden acabar de puta pena, como en Noches de tormenta. Y sí, lo sé, si nos atenemos a las características del género, NO son novelas románticas. Pero, teniendo en cuenta que toda la trama se desarrolla en torno a la historia de amor de los protagonistas... ¿no deberían serlo?


Novelas de Nicholas Sparks

Esa es la pregunta que lanzo al aire. ¿No estamos las lectoras / autoras de romántica poniéndole puertas al campo? ¿No estamos limitando el género e, incluso, dando alas a quienes están llenos de prejuicios hacia él?

Me encantaría que me contarais vuestras opiniones. A cambio, os juro que la semana que viene os cuento algo más ameno, con fotos de Justice Joslin y Jamie Dornan y esas cositas que me salen cuando no me pongo seria.

¡Hasta el jueves!

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